La vida de Blanca Fernández Ochoa se ha visto truncada de la noche a la mañana a los 56 años. La exesquiadora ha sido una mujer que ha hecho historia no solo por el hecho de ser campeona en el deporte, sino por serlo siendo una mujer en su época. No hay duda de que quedará en el recuerdo de todo el mundo por mucho que pasen los años, ya que será siempre una leyenda del deporte.
Una mujer que hizo historia
La vida de Blanca Fernández Ochoa ha estado llena de éxitos deportivos, porque desde muy pequeña comenzó a formarse en el mundo del esquí. La medallista nació en Madrid en el año 1963 y cuando su familia se trasladó a vivir a Cercedilla es cuando empezaron a meterle 'el gusanillo' por el esquí. Su padre trabajaba en las instalaciones de esquí en Navacerrada y su madre era la cocinera del centro, por lo que su pasión por la nieve no tardó en llegar.
Cuando su hermano Paco Fernández comenzó a lograr éxitos en el mundo de la competición decidieron que Blanca Fernández Ochoa hiciera lo mismo, aunque casi termina odiando la nieve como bien contó tiempo después. Con 11 años fue internada en un colegio del Valle de Arán, donde continuó con su formación, pero que recordaba como una experiencia nada buena al estar lejos de su familia y de su hogar. Fue en el año 1983 cuando debutó de forma profesional consiguiendo éxitos deportivos.
Blanca Fernández Ochoa logró cuatro victorias como esquiadora pero la quinta y más importante fue la de Albertville en 1992 cuando obtuvo la medalla de bronce en eslalon en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Fue una mujer que hizo historia precisamente por eso, porque era la primera mujer española que conseguía hacerse con una medalla en unos JJOO en una época en la que las mujeres no accedían fácilmente a estos deportes ni a los éxitos.
Vida personal feliz pero con altibajos
Blanca Fernández Ochoa ha tenido una vida persona feliz, entre sus hermanos y disfrutando de la vida a pesar de que padecía bipolaridad desde niña. La exesquiadora se casó con su entrenador, Daniel, cuando era muy joven pero el matrimonio no fue fructífero y duró pocos años. Tras esta relación vino otra con David Fresneda y fue con él con el que decidió ampliar la familia pero del que se divorció después. Fruto de esta relación nacieron sus hijos, Olivia y David, quienes ahora lloran su pérdida.
La última pareja de la que se tiene constancia que haya estado en la vida de Blanca Fernández Ochoa ha sido en Ernesto, con el que hacía meses que ya no tenía una relación. A pesar de esto, el que fuera pareja de la exesquiadora estuvo participando activamente en la búsqueda por Cercedilla. Sin duda, han sido momentos muy duros para todos los que la querían.
Aunque ha tenido una vida feliz, sí que pasó un momento muy complicado cuando se produjo la muerte de su hermano, Paco Fernández Ochoa. El esquiador hizo historia en el mundo del deporte pero también se ganó el corazón de todo el mundo con su simpatía. Blanca Fernández Ochoa estaba tremendamente unida a su hermano y, cuando falleció a los 56 años por culpa de un cáncer linfático, ella nunca pudo remontar del todo.
Participación en programas de televisión
La vida de Blanca Fernández Ochoa ha estado llena de momentos y, aunque era una deportista de élite, decidió dejarlo para estar al lado de sus hijos. Durante esos años posteriores estuvo realizando muchos proyectos, dedicándose al golf, otro deporte que le apasionaba, así como aceptando trabajos en televisión, un medio hasta entonces desconocido para ella.
La exesquiadora ha trabajado en programa de lo más populares, como es el caso de 'Supervivientes' en la edición emitida en Antena 3, así como en 'Splash', el concurso de saltos en la piscina. Además, también ha sido jurado de 'El desafío bajo cero', junto a Carmen Morales y Antonio Canales. No hay duda de que Blanca Fernández Ochoa ha disfrutado de su vida al máximo.
Su desaparición repentina
Nadie esperaba una noticia así. Después de unos años al margen de la televisión y sin tener demasiadas noticias sobre ella, el día 1 de septiembre se conocía la noticia de que Blanca Fernández Ochoa permanecía en paradero desconocido desde el día 23 de agosto. En un principio, la familia no denunció la desaparición en los primeros días porque la exesquiadora comentó que tenía pensado irse al norte sola a desconectar, como ya había hecho en otras ocasiones.
En cuanto se anunció la desaparición en redes sociales haciendo hincapié en el coche en el que había desaparecido, la maquinaria comenzó a funcionar y todo el mundo se hizo eco de la noticia. Tan solo unas horas después apareció ese vehículo aparcado en Cercedilla y comenzaron las labores de búsqueda exhaustiva por la sierra de Madrid. Profesionales, voluntarios y toda la familia se lanzaron a la zona en la que supuestamente había desaparecido Blanca Fernández Ochoa para tratar de encontrarla. La actitud de la familia fue estupenda en todo momento y se mostraron animados y esperanzados.
La tragedia final
Las labores de búsqueda dieron sus frutos pero, por desgracia, de la peor forma posible. Un aviso de un testigo al que Blanca Fernández Ochoa le dice que tiene intenciones de ir a La Peñota, punto en el que finalmente fue hallado su cuerpo sin vida. Fue un perro de un Guardia Civil fuera de servicio el que olió algo que le llevó hasta el lugar en el que fue encontrado el cuerpo, cuya identificación no se confirmó hasta unas horas después.
La tristeza de la familia era inmensa porque, por momentos, vieron esperanza en la búsqueda. Los distintos miembros de los Fernández Ochoa se apoyaban en el hecho de que pudiera haber sufrido algún tipo de accidente que le hubiera dejado impedida y, al no tener teléfono, no poder avisar a nadie. Sin embargo, las peores sospechas se cumplieron y la medallista fue encontrada sin vida y sin aparentes golpes fruto de una caída. Por desgracia, se ha ido una de las grandes esquiadoras de España y una gran persona.