El atentado ocurrido en 2015 fue perpetrado por cuatro yihadistas que irrumpieron en la sala con metralletas y cinturones explosivos. Se produjeron decenas de disparos y explosiones ante un público, que horrorizado, corría por la salida de emergencia de detrás del escenario o incluso se hacia el muerto entre los cuerpos sin vida.
Casi un año después de este suceso que estremeció al mundo, la sala Bataclan ha reabierto sus puertas. 1500 personas se dieron lugar en el sala Bataclan para ver a Sting, que comenzó su espectáculo con un minuto de silencio, para recordar a las víctimas mortales del atentando y para aquellas que sobrevivieron al ataque y que, algunas de ellas, fueron a la sala coincidiendo con este evento.
La sala de conciertos ha sufrido una remodelación que la ha devuelto a su espíritu anterior al ataque, además de un incremento en la seguridad interior. Se han implantado cámaras de seguridad en todo el recinto, así como un sistema de apertura y cierre de puertas que podrá bloquearse en caso de intrusión. La policía también ha desplegado más agentes, tanto en la noche del concierto Sting con 15 agentes más, como en futuros actos relevantes.
Mucha más seguridad
Las medidas de seguridad en la sala se han visto aumentadas con el concierto de Sting, que coincidía con la reapertura del local. Los espectadores tuvieron que pasar cuatro controles de seguridad y la Policía creó un perímetro de seguridad que impedía a cualquier persona sin entrada acercarse a la fachada.