El viernes 30 de noviembre falleció el que fue el 41º Presidente de los Estados Unidos a los 94 años, tan solo ocho meses después de que su mujer Barbara Bush falleciese. Una semana después de su fallecimiento el portavoz de la familia declaró que Bush pensaba que nadie acudiría a su funeral.
El portavoz afirmó en un tweet junto a una fotografía de Bush que el ex Presidente le preguntó si creería que alguien vendría a su funeral y lo cierto es que miles de personas llevan esperando horas para "presentar sus respetos" al fallecido, según explicaba el portavoz de la familia Jim McGrath, y es que el tránsito de personas en el Capitolio de los Estados Unidos no ha cesado, a la ceremonia acudieron figuras públicas como el Presidente Trump y su mujer y en efecto toda la familia Bush a quienes se les veía muy afectados y el mejor amigo del ex Presidente, Sully, su perro.
Un amor que ni la muerte pudo separar
Barbara Bush, la nieta del fallecido, declaró recientemente para People que tiene una ligera sospecha de porqué su abuelo murió: "Nunca había pasado una Navidad sin ella. Estaba listo para estar con mi abuela otra vez. Él nunca lo dijo, pero mi pensamiento es que quería estar con ella para las vacaciones", explicó Bush.
Después de la hospitalización en verano que tuvo el 41º presidente y de que su mujer muriese, dejó claro que no quería volver a un hospital y que renunciaba a cualquier otra intervención medica: "Después de que mi abuela muriera, dejó claro que quería ir a Maine. No quería estar en un hospital", explicó la nieta de Bush que admitió muy conmovida que cree "profundamente que estarán juntos" y que eso hace que "la perdida sea mucho mejor" para la familia.