La Física, su otra gran pasión
Criada en el lado que quedó bajo la influencia soviética, en 1973 comenzó sus estudios de física en la Universidad de Leipzig, donde además conocería a su primer marido, Ulrich Merkel. Ambos contrajeron matrimonio en 1977, aunque desafortunadamente solo cinco años más tarde terminaron firmando el divorcio. A pesar de ello, ella tomó la decisión de seguir manteniendo el apellido de su ya exmarido, hasta el punto de que incluso cuando en 1998 pasara de nuevo por el altar, en esta ocasión con el químico Joachim Sauer, Merkel optó por seguir con el apellido que tanta fama ha logrado a nivel mundial.
Una mujer pionera entre hombres
De manera que, lo que en un principio empezó como un compromiso para un momento concreto de la historia, finalmente terminó por atraparla del todo cuando, primero se convirtió en la segunda portavoz del nuevo gobierno alemán en la zona democrática y poco después pasara a ser la Ministra para la Mujer y Juventud, una vez que Alemania quedó unificada. Desde entonces, Angela Merkel no ha abandonado la política, a pesar de que en numerosas ocasiones su valía haya sido cuestionada simplemente por ser mujer.
El entonces Canciller se refería a ella como "mi chica" y, aunque estas palabras nacieran del más profundo cariño, lo cierto es que a ninguno de sus otros miembros masculinos del Gobierno les denominó ni de esta forma ni otra semejante. Cierto es que los tiempos cambian y probablemente en el pasado estas actitudes no fueran ni siquiera relevantes, pero eso no quita para que al echar la vista atrás pongamos el foco en esa sobreprotección que se entendía necesaria para una mujer que daba sus primeros pasos en un país recientemente unificado.
Ahora bien, si su figura se intuía relevante, dado el rumbo político que seguía el país, lo que quizás no esperaba era el enorme camino que todavía le quedaba hasta alcanzar su techo profesional. En 1998 su partido queda relegado a la oposición y, después de que salieran a la luz ciertos comportamientos ilícitos del que había sido Canciller, la figura de Merkel ganará aún más fuerza, como así lo confirmaría su nombramiento como Presidenta de la Unión Cristiana Demócrata, convirtiéndose así en la primera mujer en ostentar el puesto.
Parecía entonces que la llegada de Merkel a la cancillería alemana era un secreto a voces, pero la poca simpatía que le tenían los socios de gobierno de su partido la relegaron a una segunda posición, de la que ella misma se redimió cuando en 2005 finalmente fue nombrada Canciller de Alemania, haciendo nuevamente historia. Y es que la política se convertía en la primera mujer en ocupar el cargo casi un milenio después de que una mujer ostentara el máximo poder en la zona.
Desde este momento, la Canciller ha tenido que enfrentarse a rostros que han dudado de ella y han infravalorado sus propuestas por su condición de mujer, aunque estos no lo hayan justificado así. De hecho, ella misma declaró que una de las cosas de los hombres que más envidiaba era la gravedad de su voz, pues de esta forma lograría que la tomaran más en serio o, por lo menos, que sus propuestas fueran igualmente escuchadas.
Y vaya si lo ha logrado, ya que en Europa sus declaraciones son estudiadas al milímetro y todos los líderes políticos reciben encantados las invitaciones de la Canciller, que después de muchos años ha logrado el respeto e incluso el temor de algunos representantes. Junto a Francia, goza de una posición privilegiada a la par que comprometida en el Gobierno del continente, lo que se ha traducido en más de un enfrentamiento con líderes internacionales como los mantenidos con Donald Trump o Silvio Berlusconi. Probablemente el ataque del italiano haya sido el más bajo y machista que Merkel ha debido confrontar. Y es que, en unas escuchas telefónicas se escuchó claramente al entonces Primer Ministro de Italia soltar una sarta de despectivos comentarios como este: "no habría manera de tener sexo (con Merkel)" Sin duda, unos palabras que no tienen justificación alguna y a las que ella hizo sordos y contestó de la mejor forma posible: siguiendo con su trabajo.
Merkel, más allá de la política
Como bien hemos señalado, Angela Merkel y la política han estado unidos durante años, pero como ocurre con la mayoría de aspectos en la vida, todo tiene su fin. Y el de la Canciller como profesional llegará en 2021, cuando no se presentará como candidata para la reelección ni del partido ni como Canciller. "Hay que pasar página", declaró entonces la alemana para justificar su adiós a la política en activo y a un capítulo de su vida por el que sin duda pasará a la historia.
Sin embargo, será a partir de 2021 cuando podrá hacer todas esas cosas pendientes que su cargo no le ha permitido en los más de diez años que lleva al frente del país. Entre sus actividades pendientes están estudiar francés o hacer el transiberiano junto a su marido. Le encanta también la jardinería y la horticultura, en concreto el cultivo de patatas, un hobby del que a buen seguro disfrutará una vez que se retire. Solo queda saber si la Canciller seguirá viviendo en el mismo centro de Berlín, donde ha habitado durante todo su mandato a pesar de no ser la residencia oficial como en España podría ser La Moncloa, o si por el contrario romperá con todo y se marchará a su amado campo.