El pasado sábado 10 de agosto, Angela Merkel aterrizaba en España para pasar un fin de semana donde no solo el trabajo, sino también la desconexión estuvieron a la orden del día. La canciller llegó a Doñana acompañada de su marido y ese mismo día ya celebró su primera reunión con Pedro Sánchez.
En el Palacio de las Marismillas el matrimonio alemán se hospedó con el Presidente del Gobierno y su mujer como anfitriones y, posteriormente en el Palacio de los Guzmanes abordaron una de las cuestiones que a día de hoy más afecta a Europa, la inmigración, de la que ambos sacaron en claro la necesidad de entablar un diálogo con el continente africano. Tras ofrecer la pertinente rueda de prensa celebraron un almuerzo y, desde entonces los escenarios de las reuniones estuvieron totalmente alejados de los despachos.
Y es que ambos mandatarios, con sus respectivas parejas, se desplazaron hasta Sanlúcar de Barrameda donde disfrutaron de unos largos paseos por las dunas en lo que parecía un ambiente de lo más relajado con Pedro Sánchez y Angela Merkel compartiendo gestos que demostraban la excelente sintonía que parece haber entre ellos, una actitud también facilitada por el idioma puesto que ambos supieron entenderse en ingleses sin necesidad de que hubiera traductores de por medio.
El último día de la canciller alemana por tierras españolas, los dos matrimonios acudieron al centro de cría en cautividad de El Acebuche, en el Parque de Doñana, lugar donde nació la primera camada del Lince Ibérico, tal y como Tu otro diario ha recogido. Allí el Coordinador del Programa de Conservación Ex situ del Lince Ibérico acompañó a Sánchez y a una entregada Merkel que no perdió detalle de cuanto le contaban y siendo la primera en acercarse a observar de cerca a los animales.
Un verano diferente
A principios de 2018 Pedro Sánchez seguro que no imaginaba su verano tal y como está sucediendo. Y es que su precipitada entrada como líder del Ejecutivo le ha llevado a tener que modificar totalmente sus vacaciones. Si bien el Presidente del Gobierno veraneaba hasta ahora en Mojácar, finalmente ni él ni sus hijas pudieron hacerlo por cuestiones de seguridad y tuvieron que instalarse en el Palacio de las Marismillas de Doñana, la residencia de verano de los Presidentes en España.