Esta triste revelación se conocía el viernes 16 de marzo, dado que así consta en el auto que el juez Rafael Soriano firmó el día 15. La que fuera pareja del padre de Gabriel, Ángel Cruz, había sido sospechosa desde el principio. Por ello, la Guardia Civil solicitó al juez instructor colocar micrófonos en los vehículos utilizados por la familia del niño, entre ellos, el Nissan Pixo que Ana Julia conducía habitualmente y en el que se encontró el cuerpo de Gabriel.
Gracias a ese sistema de escuchas se ha podido conocer que la mujer profirió 'expresiones vejatorias' hacia el menor mientras conducía trasladando su cadáver. En el auto, el juez explica que las palabras utilizadas por la autora del crimen "revelan una falta de sentimientos y humanidad", y las describe como puramente crueles. Asegura además que la mujer actuó con "una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar su macabro plan criminal".
Plan premeditado
Los movimientos seguidos por Ana Julia desmontan, según el juez, su versión de que actuó en defensa propia. Además, Soriano plantea que todo formaba parte de un plan premeditado, y expresa que Ana Julia habría cavado el hoyo en el que enterró al pequeño con anterioridad a darle muerte e incluso a secuestrarlo. Por su parte, la defensa de Quezada aseguran que la mujer se ha mostrado arrepentida y dispuesta a colaborar.