Quizás pensaba el Príncipe Andrés que las cosas podían volver a ser como antes. En esa idea ha trabajado erróneamente la Reina Isabel, que no puede evitar respaldar a su hijo favorito en público y en privado, como se vio cuando en el homenaje al Duque de Edimburgo fue el Duque de York el que ejerció como acompañante de la Monarca. Si bien era complicado prohibir a un hijo que acudiera a un homenaje a su padre, y no sonaba descabellado que acompañara a su madre porque viven al lado y ambos no tienen pareja, o al menos no oficialmente porque con Sarah Ferguson hay convivencia, pero también un divorcio, se excedieron ciertos límites. La Reina Isabel quiso que su hijo le acompañara casi hasta el final, por lo que todo el mundo puede verles caminando juntos, orgullosos y apoyándose mutuamente. Para el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo fue demoledor.
Los concejales de esta urbe inglesa votaron de forma unánime para que al Príncipe Andrés le fueran retiradas las Llaves de la Ciudad, un gran honor que le fue concedido en una ceremonia realizada en 1987 tras haberse convertido en Duque de York. En aquel momento se expresó que era el mayor honor que se le podía dar desde la ciudad y que contar con él suponía un orgullo y una responsabilidad.
Tres décadas y media más tarde, la ciudad considera que si ha sido expulsado de la Casa Real Británica y se le han retirado todos los honores, no tiene sentido que York siga manteniendo el máximo que se puede dar a alguien. Por ello, todo el mundo votó a favor de una retirada que hunde más al Príncipe Andrés.
Una vergüenza para York
No solo eso, sino que los representantes políticos de York consideran que el Príncipe Andrés debería renunciar voluntariamente al título de Duque de York. Consideran que es una vergüenza que se les asocie con él y que aferrarse a esta dignidad supone una mancha para York. En caso de que el Príncipe Andrés no quisiera despojarse del ducado de York, solicitan que la Reina, Buckingham Palace o el Gobierno le insten a renunciar a este título.