Galería: El Príncipe Andrés en imágenes
Cuando quedó claro que el Príncipe Andrés había quemado su último cartucho y no podía evitar que la demanda presentada por Virginia Giuffre contra él fuera desestimada, la Casa Real Británica movió ficha y le expulsó definitivamente, privándole además de sus patronazgos reales y los honores militares. Se defendería como ciudadano privado, y aunque no se especificaba en el comunicado emitido, dejaría de poder usar el tratamiento de Alteza Real, aunque no se le retiraba explícitamente.
Finalmente, la defensa del Duque de York y la de Virginia Giuffre, la mujer que le acusó de haber abusado de ella cuando era menor, llegaron a un acuerdo extrajudicial que evitó el juicio. El Príncipe Andrés se comprometió a realizar un millonario pago a la fundación de Giuffre, Victims Refuse Silence, le reconocía como víctima, lamentaba el daño causado y se arrepentía de su amistad con Epstein. Lo que no había era una admisión de culpa como tal, es decir, el hijo de la Reina Isabel no reconocía haber abusado sexualmente de Giuffre.
Quizás pensaba el Príncipe Andrés que las cosas podían volver a ser como antes. En esa idea ha trabajado erróneamente la Reina Isabel, que no puede evitar respaldar a su hijo favorito en público y en privado, como se vio cuando en el homenaje al Duque de Edimburgo fue el Duque de York el que ejerció como acompañante de la Monarca. Si bien era complicado prohibir a un hijo que acudiera a un homenaje a su padre, y no sonaba descabellado que acompañara a su madre porque viven al lado y ambos no tienen pareja, o al menos no oficialmente porque con Sarah Ferguson hay convivencia, pero también un divorcio, se excedieron ciertos límites. La Reina Isabel quiso que su hijo le acompañara casi hasta el final, por lo que todo el mundo puede verles caminando juntos, orgullosos y apoyándose mutuamente. Para el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo fue demoledor.
Y demoledor ha sido también para el Príncipe Andrés saber que en York no le quieren. El tercer hijo de la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo ostenta desde su matrimonio en 1996 como título principal el de Duque de York. Esta dignidad suele estar reservada al segundo hijo varón del Monarca, el que va detrás del Príncipe de Gales, lo que supone que es el ducado real de mayor importante tras el Ducado de Lancaster y el Ducado de Cornualles. Para la ciudad de York, el Príncipe Andrés no es digno y se lo ha hecho saber.
Los concejales de esta urbe inglesa votaron de forma unánime para que al Príncipe Andrés le fueran retiradas las Llaves de la Ciudad, un gran honor que le fue concedido en una ceremonia realizada en 1987 tras haberse convertido en Duque de York. En aquel momento se expresó que era el mayor honor que se le podía dar desde la ciudad y que contar con él suponía un orgullo y una responsabilidad.
Tres décadas y media más tarde, la ciudad considera que si ha sido expulsado de la Casa Real Británica y se le han retirado todos los honores, no tiene sentido que York siga manteniendo el máximo que se puede dar a alguien. Por ello, todo el mundo votó a favor de una retirada que hunde más al Príncipe Andrés.
Una vergüenza para York
No solo eso, sino que los representantes políticos de York consideran que el Príncipe Andrés debería renunciar voluntariamente al título de Duque de York. Consideran que es una vergüenza que se les asocie con él y que aferrarse a esta dignidad supone una mancha para York. En caso de que el Príncipe Andrés no quisiera despojarse del ducado de York, solicitan que la Reina, Buckingham Palace o el Gobierno le insten a renunciar a este título.