De ahí se fueron al Palacio de la Revolución, sede del Consejo de Estado de Cuba, donde fueron recibidos por el Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y por su esposa, Lis Cuesta. Los Jefes de Estado pasaron revista a una formación y se reunieron, además de asistir a la firma 'Marco de Asociación País'. Para estos primeros actos, Doña Letizia lució un vestido de Carolina Herrera de escolte halter en color blanco y con lunares que se ha puesto por tercera vez.
Los Reyes se reunieron para recorrer las calles de La Habana Vieja. Don Felipe y Doña Letizia entraron en la Catedral, pasaron por el Palacio del Marqués de Arcos, sede del Liceo Artístico Literario, y entraron en el Museo de Arte Colonial en una visita en la que admiraron los tesoros que guarda el casco antiguo de la ciudad, fundada el 16 de noviembre de 1519.
El Monarca paseaba relajado con una guayabera de color azul celeste, repartiendo saludos y sonrisas. Por su parte, Doña Letizia llegó a sonreír, pero se mantuvo más seria. En algunos momentos, los Reyes presumieron de complicidad paseando de la mano.
La Reina Letizia, seria y dispersa
Para terminar la jornada. Los Reyes acudieron al Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, donde visitaron la exposición ¡España-Cuba: contigo en la distancia'. La Reina estaba impresionante con un vestido rojo de firma desconocida que ya llevó en la recepción a las autoridades y personalidades de Illes Balears en el Palacio de La Almudaina de Palma en agosto de 2019. Una vez más, estuvo seria e incluso dispersa.
Inmediatamente después, los Reyes disfrutaron de una Gala de Ballet del Ballet Nacional de Cuba, la Compañía de Carlos Acosta, el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba y la Compañía de Lizt Alfonso. Don Felipe y Doña Letizia tuvieron la oportunidad de saludar a los bailarines y bailarinas antes de regresar al Palacio de la Revolución para asistir a la Cena Oficial de Bienvenida dispensada por el Presidente de Cuba y su esposa.