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La decisión de Carlos XVI Gustavo de Suecia de retirar el tratamiento de Alteza Real y apartar a cinco de sus siete nietos de la Casa Real ha resultado tan sorprendente como ocurrió cuando en su momento les dio títulos y tratamiento en la reunión del Gabinete Real que siempre tiene lugar cuando nace un nuevo miembro de la dinastía Bernadotte.
En 2014, el Monarca otorgó a su nieta Leonor tratamiento de Alteza Real, dignidad de Princesa de Suecia y el título de Duquesa de Gotland. En 2015, su nieto Nicolás recibió el mismo tratamiento, dignidad de Príncipe de Suecia y título de Ångermanland. En 2016 vino al mundo el Príncipe Alejandro, que aparte de la dignidad y el tratamiento real obtuvo del Monarca la concesión del ducado de Södermanland.
En 2017, Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist dieron la bienvenida a su segundo hijo, el Príncipe Gabriel, Alteza Real como su hermano y sus primos, que recibió además el título de Duque de Dalarna. Finalmente, en 2018 nació la benjamina de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill, Adrienne, honrada por su abuelo como Princesa de Suecia, Duquesa de Blekinge y Alteza Real.
Todos ellos, al igual que por supuesto la Princesa Estela y el Príncipe Oscar, hijos de la pareja heredera, formaron parte de la Casa Real y por ello en el futuro tendrían unos privilegios, sí, pero también unas obligaciones. Con la decisión del Rey de retirarles el tratamiento de Altezas Reales y apartarles de la Casa Real, su vida cambia, aunque no por ahora.
El poder de elegir su futuro
Por el momento, no habrá diferencias en su vida, al menos notables. En el caso de los vástagos de la Princesa Magdalena y Chris O'Neill, la consecuencia más inmediata es que no habrá problema para que sigan viviendo en Florida. Al ser miembros de la Casa Real, tenían que ser escolarizados en su país para no perder su tratamiento real. Ahora, ya son libres para vivir donde les plazca, y si hay críticas, solo serán para Magdalena de Suecia, que sí tiene todos los privilegios y por tanto debe cumplir con sus obligaciones.
Los cinco nietos del Rey Carlos XVI Gustavo lo notarán más en el futuro. Todos ellos conservan sus títulos, lo que les llenará de orgullo y les da mayor relevancia, aunque al no tener tratamiento regio y no formar parte de la Casa Real, no tendrán tareas de representación de la Corona y de Suecia. Podrán asistir a actos oficiales de carácter familiar, pero no podrán tomar otros compromisos de corte más institucional.
En definitiva, seguirán el camino de otros royals como las Princesas de York (pese a que ellas sí llevan tratamiento de Alteza Real), siendo de la realeza y pudiendo tener participación pública, pero nunca con agenda oficial. Podrán aprovechar su posición para actividades benéficas y solidarias, como también hacen los Duques de Värmland y la Princesa Magdalena, pero sin tener por qué involucrar a la Jefatura del Estado. Al final, lo que ganan es mayor libertad, un privilegio incompleto debido a que todas sus decisiones serán miradas con lupa. Lo importante es que con lo bueno y lo malo que tiene esta decisión, serán más libres, algo que los padres de los cinco Bernadotte apoyan para que puedan forjar su propio camino y su propio destino. Tendrán el privilegio de decidir, sí, pero todas esas decisiones serán miradas con lupa.