De ello habló la Princesa Heredera durante su visita oficial a Oceanía. Como señala Svensk Damtidning, reconoce que lo lleva del todo bien, pero que acepta que es lo que tiene que ser: "Te vas y lo llevas bien porque aceptas que es trabajo. Así son las cosas, pero siempre es difícil estar fuera de casa".
Victoria de Suecia comentó además a la prensa congregada durante su visita en Sydney que sus hijos tenían envidia del viaje que estaban realizando sus padres y les preguntaron si podían volver con ellos la próxima vez. Preguntada por si estaban celosos de las aventuras de Victoria y Daniel de Suecia, la Princesa Heredera contestó: "Absolutamente".
Reveló además que les están dando buena cuenta de su paso por Oceanía, ofreciendo más detalles por lo que puede interesar más a unos niños: su encuentro con unos koalas en el Parque Nacional Namadgi. Sobre lo que quieren ver Estelle y Oscar de Suecia de Australia, la Princesa Victoria manifestó que a sus hijos les encantaría visitar todo lo que sus padres les han contado que han conocido.
Anteriormente, Victoria de Suecia había señalado que al Príncipe Daniel y a ella les gusta hablar a sus hijos de los destinos que visitan por su trabajo, algo que hacen más ampliamente cuando regresan al Palacio de Haga: "Diría que es una oportunidad para contarles cómo es el mundo. Una oportunidad para aprender, pero también una oportunidad para despertar su curiosidad sobre otros países y otras culturas, sobre cómo es la vida en esos lugares".
Sus padres hacían lo mismo con Victoria de Suecia
Esto es algo que ya hicieron en sus momento sus padres, los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, que debido a su posición tuvieron que estar más ausentes que Victoria y Daniel de Suecia, que están criando a sus hijos como pareja heredera y no como pareja reinante: "Es algo que aprendí en casa porque mis padres hacían lo mismo conmigo y mis hermanos. Eso me hizo entender lo que mamá y papá habían hecho y por qué se habían ido".
Menos comprensiva se mostró la Princesa Magdalena, que ya de adulta manifestó que cuando era pequeña no entendía las ausencias de sus padres. Al crecer se dio cuenta de por qué se iban y empatizó con los Reyes de Suecia, para los que no era fácil marcharse durante días o semanas y tener a sus hijos lejos.