Fuentes cercanas a la pareja han asegurado que la actriz ha perdido durante todo este tiempo más de diez kilos y que sus hábitos de sueño se han visto seriamente alterados. Es por ello por la que ella y su prometido han decidido disfrutar juntos de sus últimos días de soltería en una tranquila jornada campestre, alejada del foco mediático y ajenos a cualquier bullicio.
Según las informaciones del diario británico The Sun, Meghan Markle y el Príncipe Harry han estado pasando el fin de semana en una casa de campo ubicada en la región de Cotswold, al suroeste de Inglaterra y famosa por sus colinas ondulantes y sus bucólicas aldeas construidas en piedra de color miel.
Lugar protegido del ojo ajeno
Tal y como han asegurado las fuentes consultadas por el citado medio, "el periodo previo a la boda ha sido bastante estresante para ellos y sólo querían alejarse y relajarse antes del gran día". Sin duda, la elección no ha podido ser más acertada. Además, se han asegurado de mantener garantizada su privacidad, ya que la casa donde estaban alojados tiene cámaras de seguridad y "alarmas que se activan por el movimiento".