No corren buenos tiempos para nadie o para casi nadie, y los Duques de Sussex no son una excepción. Después de una etapa complicada dentro de la Casa Real Británica en la que no eran felices se enfrentaron al Sussexit, y aunque perdieron mucho, ganaron la ansiada libertad que también deseaban. Su mudanza a Canadá primero y luego a Los Angeles no fue fácil, como tampoco lo ha sido el establecimiento de su Fundación Archewell, su adaptación a una nueva vida y para colmo de males, la pandemia.
Sin embargo, en ocasiones se llevan buenas noticias. En ese camino propio que tanto anhelan el Príncipe Harry y Meghan Markle se encuentra Archewell, la fundación sobre la que articular sus proyectos benéficos y que surgió como solución después de que Buckingham Palace les prohibiera utilizar la marca Sussex Royal como pensaban en un primer momento. Primero hubo que retrasar el lanzamiento a 2021 por la pandemia y después por una serie de errores en la constitución de la entidad.
Pero había más. Un empresario llamado Scott Kantro quería llamar Archecare a otra entidad benéfica. Reclamó contra los Duques de Sussex por el parecido con Archewell, pero según Daily Mail, el enfrentamiento ha tenido como vencedores al Príncipe Harry y Meghan Markle debido a que este empresario no respondió a tiempo a las peticiones de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos. La falta de una reclamación sólida ha permitido que los Sussex tengan vía libre para Archewell, aunque eso sí, deben solucionar los errores en la presentación, fallos que pueden solventarse.
Una vez que Sussex Royal dejó de ser una opción, el Príncipe Harry y Meghan Markle demostraron que lo tenían todo pensado hasta para tener un plan B con el nombre. Los Duques de Sussex eligieron Archewell porque Arche significa en griego "fuente de acción, origen, principio". No fue sin embargo un guiño a su hijo, al que llamaron Archie Harrison, sino que el significado de Arche les llevó a elegir el nombre de su vástago y de su fundación benéfica.
Una vida complicada en Los Angeles
Mientras los Duques de Sussex han recibido buenas noticias y esperan además la publicación de 'Finding Freedom', libro de Omid Scobie y Carolyn Durand que contaría con el beneplácito tanto del Príncipe Harry como de Meghan Markle, hay otro libro que no les gusta tanto. Se trata de 'Royals at war', en el que Andy Tillett y Dylan Howard narran las dificultades de la pareja para mudarse a Canadá y a Estados Unidos, que la Duquesa de Sussex está trabajando en forjar una red de contactos poderosos para crear su marca y que el hijo del Príncipe de Gales se encuentra con una especie de síndrome de la cabaña, que llega a aburrirse y que se siente culpable por estar lejos de Reino Unido durante la pandemia.
En relación a la adaptación del Príncipe Harry a Estados Unidos, Meghan Markle le habría pedido que tuviera paciencia y que cuando las cosas vuelvan a la normalidad será feliz en Los Angeles. Quiere enseñarle bien los rincones de la ciudad, animarle a que juegue al polo allí, que también es posible, y a que aprenda a surfear.