La Reina Sofía ha vivido momentos muy buenos, pero también se ha enfrentado a grandes sufrimientos que en la mayoría de las ocasiones se ha tragado en silencio. Como buena royal de su tiempo ha sabido guardar sus emociones y sonreír aunque prefiriera no hacerlo, y así ha ocurrido durante toda su existencia.
No manifestó dolor en público, incluso en aquellos momentos de flaqueza sonreía y saludaba, pero no hay duda de que la pérdida de su hermano hizo mella en un ánimo que ya no era el mismo. No encontró además consuelo en una familia propia unida. Hace ya mucho tiempo que los Borbón y Grecia son un clan desestructurado, y aunque los hijos quieren a su madre y los nietos a su abuela, las tensiones entre unos y otros han pasado factura a una mujer cuyo gran deseo sería que todos ellos se llevaran bien y que reunirles no fuera misión imposible.
Por si fuera poco, también ha flaqueado su hermana, su amiga, su confidente y su acompañante. La Princesa Irene de Grecia ha sido todo eso y más para Doña Sofía, lo que le ha ayudado a sobreponerse ante críticas y escándalos familiares. Desgraciadamente, Irene de Grecia ha perdido la memoria, lo que hace también sufrir a una Reina Sofía que ha perdido a un hermano físicamente y que debe afrontar el deterioro de la otra hermana.
A ello se suma que por bien de salud que esté, la Reina Sofía, nacida en 1938, también es mayor y la edad le va pasando factura. Se le ve más frágil, no tiene la misma movilidad de antes y no se maneja en general con la soltura con la que lo solía hacer. Continúa bien y sigue manteniendo una actividad muy por encima que la de la mayor parte de la gente de su edad, tanto que incluso cumple con agenda oficial hasta en otros continentes, pero se nota que las cosas le cuestan mucho más, algo lógico teniendo en cuenta que ha pasado de los 80 años.
No es por tanto extraño que la eterna sonrisa se apague antes, lo que se ha visto en diversas apariciones públicas de la Reina Sofía. Sucedió en la Confirmación de la Infanta Sofía en mayo de 2023, donde en ocasiones se le notaba un tanto perdida, aunque cierto es que unos días más tarde, primero en la boda de Hussein y Rajwa de Jordania en Amman y después en la graduación de Irene Urdangarin en Ginebra, se le vio tan bien como de costumbre.
Ocurrió nuevamente en el verano de 2023 en Mallorca en la recepción a autoridades y personalidades en Marivent o en la cena con los Reyes, sus hijas e Irene de Grecia en Palma, donde su sonrisa no duraba demasiado. Intentaba sonreír y lo lograba, pero al segundo su cara, su gesto, reflejaba que cada vez le cuesta más mostrar una sonrisa que antes le salía de forma automática.
Sucedió otra vez en los Premios Princesa de Asturias 2023, a los que acude siempre para acompañar a los Reyes Felipe Letizia, a la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Allí solía ser todo sonrisas, pero en esa edición, su semblante risueño se apagaba enseguida.
Se emocionó como nunca en un acto oficial
Lamentablemente volvió a ocurrir en el acto de nombramiento de Don Emilio Lora-Tamayo como Rector Honorario de la Universidad Camilo José Cela, celebrado cuatro días antes de la Jura de la Princesa Leonor en el Congreso, acto al que Doña Sofía no ha sido invitada.
La Reina Sofía donde se trabó en varias ocasiones y se emocionó, quizás al comprobar lo delicado que estaba Emilio Lora-Tamayo o por lo que tiene que afrontar en su vida. No lloró, como muchos dijeron, pero sí se quedó pensativa y emocionada durante unos instantes. Fuera por lo que fuera, esa sonrisa impertérrita ya parece cosa del pasado.