Muchas personas que se han casado recuerdan ese día como el más feliz, o al menos como uno de los más felices de su boda. Quizás Mako de Japón y Kei Komuro logren rememorar el 26 de octubre de 2021 como uno de los mejores días de su existencia, aunque seguramente será por lo que implica, por ser el comienzo de su vida en común.
Kei Komuro abandonó su casa de Yokohama a primera hora del martes 26 de octubre de 2021 para prepararse para la boda. Por su parte, la Princesa Mako se marchó de la que hasta entonces esa su residencia familiar en el Palacio de Akasaka, un adiós muy difícil para ella que estuvo marcado por el protocolo seguido por unos y la emoción de otras.
La Princesa Mako fue despedida por sus padres, el Príncipe Akishino y la Princesa Kiko, y por su hermana Kako. Consciente de que había llegado el momento de decir adiós a su hermana y seguramente también apoyo, amiga y confidente en todo este tiempo tan complicado, Mako y Kako dejaron el protocolo a un lado y se fundieron en un sincero y emotivo abrazo. Si alguien es consciente del enorme dolor que ha soportado la Princesa Mako hasta que ha logrado casarse con Kei Komuro, esa es la Princesa Kako, que además es consciente de que su destino sea probablemente parecido al de su hermana, aunque espera que con menos problemas.
Una vez dijo adiós a sus padres y a su hermana en una despedida en la que no se vio a su hermano pequeño, el Príncipe Hisahito, futuro heredero y única esperanza de la Familia Imperial en la sucesión, Mako de Japón se marchó para casarse. No se trató de una ceremonia al uso, sino tan solo un trámite legal necesario para que Mako de Japón y Kei Komuro se hayan unido civilmente. No ha habido ceremonia tradicional al estilo de las que suelen tener lugar en la Familia Imperial Japonesa.
Una rueda de prensa y una nueva vida
Lo que sí ha habido ha sido una rueda de prensa que los ya marido y mujer concedieron en un hotel de Tokyo y que habrían costeado los novios ante la negativa del Príncipe Akisinho a hacerse cargo de los gastos. La novia lució un vestido claro muy sencillo, pendientes, collar de perlas y un broche.
No hubo esas sonrisas y esas miradas de amor que protagonizaron su presentación como prometidos cuando anunciaron su compromiso en 2017. Si bien Mako Komuro, nombre que ha recibido tras casarse y perder su estatus, título, tratamiento, joyas y fortuna, se mostró algo más sonriente, Kei Komuro estaba más serio. En la rueda de prensa, donde distribuyeron la respuesta a cinco preguntas, ofrecieron unas palabras en las que agradecieron el apoyo del que se lo ha dado y lamentaron no contar con el respaldo de otros. Además, el abogado dejó claro que amaba a su esposa y que quería pasar su vida con la persona que quiere, con Mako.
Una vez cumplido este trámite, el matrimonio Komuro se ha trasladado a una vivienda de Tokyo a la espera de poder instalarse en Estados Unidos, donde Kei Komuro desarrolla su carrera como abogado. A Mako Komuro, que tiene que pedir el pasaporte antes de mudarse, le toca volver a empezar en un país lejano y sin su familia, pero al menos con una libertad de la que antes no gozaba y acompañada del hombre al que ama.
Las mujeres de la Familia Imperial que se casan con ciudadanos sin linaje noble o real son obligadas a abandonar su posición y desaparecen de la vida pública. Se les da una dote a modo de compensación, algo a lo que la Princesa Mako también renunció, así como a las ceremonias tradicionales que acompañan los enlaces reales. Todo ha sido debido a una disputa económica entre la madre de Kei Komuro y su expareja que parece que logró solucionarse, o al menos lo bastante para permitir un enlace que ha tardado demasiado tiempo en llegar. Sin embargo, la pareja se ha enfrentado a un sinfín de críticas, tantas que incluso ha habido protestas antes del enlace para intentar, sin éxito, que no se celebre.