El Rey Juan Carlos no levanta cabeza. Aunque no se puede decir que haya vivido mal, porque entra y sale, viaja y se lo pasa en grande con esos amigos que le llevan de un lado para otro, sus problemas de salud y sus escándalos le han ido pasando factura. Esto últimos años han resultado complicados, y siguen siéndolo.
Lo peor para él fue tener que abdicar y darse cuenta de que su labor había terminado y que había perdido el favor del pueblo español. Una vez superada esa etapa, se ha centrado en seguir recuperándose y se ha volcado en la vela, un deporte que le dio mucho en el pasado y le ha seguido dando en el presente. Se alejó de Mallorca y se acercó a Sanxenxo, donde surgió en torno a él una nueva corte con la que podía compartir su pasión por el mar. No le fue mal, ya que en septiembre de 2017 se proclamó campeón del mundo de veleros clásicos 6M con sus compañeros del Bribón en Canadá. Un sueño cumplido.
Otro sueño era volver a la Copa del Rey de Vela, en la que no participa desde 2009. En esta XXXVII edición se había invitado a la categoría 6M, por lo que Juan Carlos de Borbón iba a volver a regatear en la bahía de Palma. El Bribón se situó al lado que el Aifos 500, la embarcación de Felipe VI, así que iba a haber foto padre e hijo, una bonita instantánea a modo de homenaje al Rey Juan Carlos en el año de su 80 cumpleaños que seguía reivindicando su figura.
Pero cuando parecía que lo había superado todo, llegaron las filtraciones de los audios de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, y todo estalló por los aires. Ese fue el escándalo que le dio la puntilla, y no solo por cuestiones personales, sino que se le acusaba de tener cuentas en Suiza con testaferros y de haberse llevado comisiones millonarias, entre otros asuntos que cuestionaban su ejemplaridad. El Rey Emérito era un problema y no se podía contaminar a Felipe VI.
Casa Real actuó, pero enviando al servicio médico a evaluar cómo se encontraba Juan Carlos de Borbón. El dictamen fue desfavorable: "SM el Rey Don Juan Carlos no debe realizar actividades físicas intensas debido a la reagudización, por sobrecarga de apoyo, de una antigua lesión en la articulación cubitocarpiana derecha que le ha generado problemas musculares asociados en regiones cervical y lumbar derecha, que en este momento podrían verse agravados". No habría regata, no había foto, no habría Mallorca, no habría homenajes, no habría nada para él, y todavía tiene que dar gracias porque han sido benévolos.
El homenaje de la Infanta Elena
Felipe VI comentó en su posado con la Reina Letizia y sus hijas en La Almudaina al comienzo de sus vacaciones en Mallorca que el Rey Juan Carlos estaba fastidiado por no poder competir en la Copa del Rey de Vela, aunque poco antes estuvo de cena y se le veía bastante bien de salud. Quizás pesó más el ostracismo merecido. Sin embargo, lo peor para el que fue Rey de España entre 1975 y 2014 llegó cuando terminaron las regatas. El Bribón se hizo con la victoria en su categoría, y la consiguió sin él. Su fiel Pedro Campos le dedicó el triunfo, y él se alegraría allá donde esté, pero le tuvo que doler no haber podido ganar él, no haber recibido el trofeo de manos de su hijo. Otro homenaje perdido.
Al menos queda la Infanta Elena, que al no ser ya miembro de la Familia Real puede tomarse ciertas licencias. Mientras ayuda a Felipe VI en todo lo que puede, ha querido rendirle homenaje volviendo a regatear, ya que su padre no podía hacerlo. La Duquesa de Lugo se subió al Titia para participar en la categoría 6M, esa que ganó el Bribón. Al menos, el Titia quedó en segunda posición, así que el pasado sábado 4 de agosto en Ses Voltes, Felipe VI entregó un trofeo a su hermana. Seguramente ella se lo dedicó al Rey Juan Carlos.