Carlos III fue un Príncipe de Gales diferente y transformador en la medida de sus posibilidades, que no eran tantas debido a que debía estar a la sombra de la Reina Isabel II. Cuando subió al trono tenía casi 74 años, y quiso establecer un reinado un tanto distinto y que reflejara los nuevos tiempos.
Dentro de este estilo estaba el asunto de la residencia. Carlos III se estableció en Clarence House en 2003, un año después de la muerte de la Reina Madre, su querida abuela, y allí vivió con Camilla como su esposa. A su vez solía pasar mucho tiempo en Highgrove, la casa de campo en Gloucestershire que convirtió en un refugio y cuyos hermosos jardines son todo un orgullo para él.
Con una casa para los fines de semana en la que estaba a gusto y una vivienda permanente perfecta para el matrimonio, Buckingham Palace quedaba lejos de sus gustos y de sus necesidades. Por ello, el Monarca decidió que la residencia se quedaría como lugar para los actos oficiales, teniendo como lugar principal Clarence House, más Windsor Castle y Sandringham como residencias para ir moviéndose.
Rompía por tanto la tradición que marca que el Soberano debe residir en el Palacio de Buckingham. Sin embargo, al final ha pesado más la costumbre, lo que ha llevado a Carlos III a dar su brazo a torcer y a instalarse en el majestuoso palacio en el que vivió durante su infancia y juventud. Como ha señalado la Casa Real Británica, los Reyes Carlos y Camilla se mudan, pero no hasta 2027, cuando habrán pasado 5 años desde el comienzo del reinado de Carlos III.
La fecha no es casual y se debe a las obras de reforma que se llevan a cabo en el Palacio de Buckingham, que no finalizan hasta precisamente 2027. Hasta esa fecha no estarán listos los apartamentos privados de la Familia Real Británica, situados en el ala norte de Buckingham. Será entonces cuando concluyan unas enormes obras de reforma de 10 años que comenzaron durante el reinado de Isabel II y que se determinaron necesarias para evitar daños a largo plazo y poder conservar la icónica residencia. El coste está estimado en unos 440 millones de euros.
Carlos III no consideraba sostenible ni moderno vivir en Buckingham Palace, optando por mantenerlo como lugar de trabajo. Esperaba además abrirlo al público de una forma más amplia, para así acercar la residencia a la ciudadanía y obtener ingresos. Sobre lo primero ha tenido que cambiar de opinión, pero no sobre lo segundo, un plan que se puede llevar a cabo aunque los Reyes vivan allí.
En relación al dinero y la sostenibilidad, Carlos III decidió que se bajara la temperatura de la calefacción para que no se superasen los 19 grados. Lo que no ha decidido, quizás porque tiene mucho tiempo por delante, es si Clarence House pasará a ser usado por otros miembros de la Casa Real Británica como podrían ser los Gales, o el Rey seguirá contando con este lugar como una de sus residencias.
Baile de residencias reales
Sería otro capítulo dentro del baile de residencias de los miembros de la Familia Real Británica. La mudanza a Buckingham Palace es lo más relevante, pero lo más mediático y polémico ha sido la marcha definitiva del Príncipe Harry y Meghan Markle de Frogmore Cottage pese a que señalaron que pretendían conservarlo para tener un hogar en Reino Unido. El Rey les ordenó el desalojo, asegurando que hay espacio en otras residencias para las visitas concretas que puedan realizar.
El plan era que el Príncipe Andrés abandonara el Royal Lodge, muy grande e icónico, y se marchara a Frogmore Cottage. Así, el Royal Lodge sería para los Gales, que al dejar Kensington Palace para mudarse a Windsor se quedaron con Adelaide Cottage, una vivienda de 4 habitaciones no muy espaciosa para los estándares de la Familia Real Británica. Sin embargo, el Duque de York se ha negado a marcharse agarrándose al contrato de arrendamiento que le asegura una larga estancia.