El Palacio Real de Estocolmo acogió una cena de gala por todo lo alto en honor a los Reyes Felipe y Letizia con motivo de su Visita de Estado a Suecia. Después de una discreta llegada y un primer acto de los Reyes con la colectividad española en el país escandinavo, al día siguiente, 24 de noviembre de 2021, la Familia Real Sueca desplegó toda su pompa para agasajar a tan ilustres visitantes, cerrando la jornada con un banquete en el Palacio Real.
La Reina Letizia resplandeció al elegir la tiara de la Flor de Lis, joya considerada como símbolo de la monarquía española y que pertenece a las joyas de pasar de las Reinas de España. Se colocó los pendientes de chatones y las pulseras gemelas de Cartier para completar un look espectacular al que ayudó el vestidazo de H&M que se enfundó como guiño a Suecia y a la Princesa Victoria.
Y ese guiño fue así porque es el mismo traje sostenible que la Heredera se puso para la sesión de fotos por su décimo aniversario de boda con el Príncipe Daniel en junio de 2020. No sería el único homenaje de esta velada en la que nuevamente se mostró la complicidad entre los Reyes de España y sus parientes, los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia y sus hijos, su yerno y su nuera.
Para empezar, la Reina Silvia se colocó la Tiara de los Camafeos, joya que perteneció a la Emperatriz Josefina, consorte de Napoleón, y que está compuesta por cinco camafeos rodeados de perlas y engastados en oro. Llegó a la Familia Real Sueca a través del Príncipe Eugenio, hijo de Oscar II. De ahí a Sibilla de Sajonia-Coburgo-Gotha, madre de Carlos XVI Gustavo, y ha sido usado posteriormente para numerosas bodas reales. Entre ellas, se la colocaron la propia Reina Silvia en 1976 y la Princesa Victoria en 2010. Ahí otro guiño a esa boda que fue la última vez en la que Don Felipe y Doña Letizia estuvieron oficialmente en Suecia hasta su Visita de Estado.
Victoria de Suecia recuerda a Magdalena de Suecia
En cuanto a Victoria de Suecia, apostó por recordar de alguna forma la ausencia de la Princesa Magdalena. De haber vivido en Suecia, la hija menor del Rey Carlos XVI Gustavo habría asistido a esta cena de gala junto a Chris O'Neill. Sin embargo, al vivir en Miami con su familia no ha sido posible. Quizás por eso, su hermana mayor se colocó la tiara Kokoshnik de aguamarinas, una espectacular tiara que llegó al joyero de las Bernadotte a través de Margarita de Connaught, nieta de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto. De ella pasó a la Princesa Sybilla, y posteriormente a la Princesa Margarita, hermana del Rey Carlos XVI Gustavo, que la presta a las reinas y princesas suecas. Esta pieza es una de las favoritas de la Princesa Magdalena, tanto que en una de sus fotos oficiales más hermosas adornó su cabeza con la tiara Kokoshnik de aguamarinas.
Sobre su vestido, fue curioso que mientras la Reina Letizia estrenó el traje de H&M igual que el de su décimo aniversario de boda con Daniel de Suecia, la Heredera sacó del armario otro de los vestidos de esa misma celebración. En concreto, un vestido beige con un colorido estampado floral de Frida Jonsvens.
La tiara Sofia
Y finalmente Sofia de Suecia, muy elegante con un vestido blanco de Safiyaa. La Duquesa de Värmland no quiso sorpresas y en lugar de abrir el joyero de la Familia Real Sueca y elegir alguna de las tiaras que podrían estar a su disposición como una Bernadotte que es, quiso escoger la pieza que siempre, o casi siempre salvo en dos ocasiones hasta esta cena de gala, se coloca para adornar su cabeza en este tipo de actos. Se ha dicho que tenía el acceso restringido o limitado al joyero real, algo que no tendría mucho sentido después de tanto tiempo en la Familia Real y de haberse convertido en uno de los miembros más valoradas y queridos de la dinastía.
Se trata de la única tiara de su propiedad, una joya que no tiene nombre y a la que se suele referir como la tiara nupcial. Para bautizarla de alguna manera se le podría llamar la tiara Sofia al ser ella la que la usa. Su origen es su boda con Carlos Felipe de Suecia el 13 de junio de 2015, fecha en la que la lució por primera vez. Antes de ese momento era una gargantilla de diamantes y esmeraldas regalada por el Rey Bhumibol de Tailandia a la Reina Silvia en 2006. Con el anuncio del compromiso entre Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist se decidió reconvertir la gargantilla en una tiara que sirvió como regalo de bodas. Al modificarse, las esmeraldas se pueden sustituir por otras piedras preciosas, y es precisamente lo que hace la Princesa Sofia para ir innovando y que su tiara quede mejor en función del vestido que se coloque. Por todo esto, lógico es que se sienta muy a gusto con ella y no necesita echar mano del joyero Bernadotte.