Los Reyes Harald y Sonia y las Princesas Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega se volcaron con los Reyes de Países Bajos.
Si bien los Reyes de España hace tiempo que recuperaron las Visitas de Estado en pandemia, otras Casas Reales han preferido tomárselo con más calma, como la Neerlandesa. Así, han esperado hasta el 9 de noviembre de 2021 para retomar estos encuentros al más alto nivel, eligiendo Noruega para su primer destino. De este modo, entre los días 9 y 11 de noviembre de 2021, los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos han visitado Noruega para centrarse en la cooperación bilateral e internacional, el cambio climático, la transición energética y la sostenibilidad junto a la Familia Real Noruega, anfitriona de este Viaje de Estado.
Para empezar, los Reyes de Países Bajos fueron recibidos con una ceremonia de bienvenida en Slottsplassen en la que estuvieron presentes los Reyes Harald y Sonia de Noruega, así como la Princesa Mette-Marit. El gran ausente fue Haakon de Noruega, de quien ya se había informado que no acudiría debido a que tenía un resfriado. Además de una ofrenda floral en la fortaleza de Akershus y la visita de Guillermo Alejandro y Máxima al Storting, al Parlamento Noruego, los Reyes Harald y Sonia llevaron a sus visitantes al Museo Fram de Oslo.A todo esto se unió una recepción en la que hubo intercambio de regalos y mucha complicidad entre los Reyes de Países Bajos y la Familia Real Noruega. Aquí ya estuvo la Princesa Marta Luisa, que vuelve a pisar fuerte en la agenda oficial tras la cena al equipo olímpico y paralímpico de Noruega, encuentro en el que participó junto a los Reyes y la pareja heredera. Además, se llevó un regalo ella también, en concreto una foto oficial de Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda firmada con todo el cariño.
El día no podía terminar sin cena de gala. El Gran Comedor del Palacio Real de Oslo acogió un banquete de Estado en el que no faltaron los discursos del Jefe de Estado Noruego y su homólogo neerlandés, así como los brindis y las risas de Máxima de Holanda, que hizo reír al Rey Harald. Despliegue de tiaras y vestidos ya antes vistos
Si la Reina de Países Bajos había impresionado por el día con un vestido verde de Natan que había estrenado en Brunei en 2013, por la noche tiró otra vez de armario y volvió a demostrar su elegancia. Apostó por el traje de Jan Taminiau que había llevado en su Visita de Estado a Reino Unido en 2018, aunque con el tul sobre sus hombros abierto en vez de cerrado. Esto es algo muy habitual en las royals que optan por repetir en estas ocasiones, ya que aunque decidan no estrenar, suelen incorporar alguna novedad a la hora de enfundarse los vestidos de gala. En cuanto a la tiara, tiró por lo alto y se colocó la tiara de Zafiros, joya que adorna a las royals neerlandesas desde que Guillermo III de Países Bajos se la regaló en 1881 a la Reina Emma.
Si Máxima de Holanda estaba espectacular, no le iba a la zaga la Reina Sonia. Sacó de su vestidor el traje de la celebración de su 80 cumpleaños con el Rey Harald en 2017, colocándose como adorno la tiara de Esmeraldas, joya cuya primera dueña fue la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte, y que terminó dentro de las piezas más valiosas de la Casa Real Noruega.
Por su parte, la Princesa Mette-Marit fue más sobria y se enfundó un vestido blanco con adornos florales que se había puesto en el 80 cumpleaños de los Reyes de Noruega y en el 50 cumpleaños de Federico de Dinamarca. Como tiara escogió una cuya historia empezó a escribirla ella misma. Se trata de una tiara que había sido confeccionada tiempo atrás, pero que gustó a Harald y Sonia de Noruega para su nuera, regalándosela para que la llevara en su boda con el Príncipe Haakon.
Y finalmente, la Princesa Marta Luisa, que ya no tiene demasiadas ocasiones para lucir tiara y no quiso desaprovechar la ocasión. Como vestido se colocó el que había llevado en la boda de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill en 2013, mientras que para adornar su cabello optó por la tiara de Amatistas, joya regalada por el Rey Harald a la Reina Sonia y que la consorte no duda en prestar a su hija y su nuera cuando se lo piden.