Los Grimaldi siempre son noticia, por una cosa o por otra. Después de dar de qué hablar a cuenta de la alianza matrimonial que Charlene de Mónaco ya no lleva en el dedo y de la comentada ausencia de la Primera Dama en el tradicional Baile de la Rosa, un nuevo escándalo amenaza alterar los cimientos del Palacio Grimaldi.
La revista Bunte asegura que la tensión entre la Princesa Charlene y la Princesa Carolina es máxima. De sobra es conocido que a la Princesa de Hannover nunca le hizo mucha gracia que su hermano se casara. Por un lado ella estaba encantada ejerciendo de Primera Dama, y por otra, sin herederos legítimos, el próximo Príncipe de Mónaco sería su hijo Andrea Casiraghi. Así, la irrupción de la sudafricana le arrebató su posición, y el nacimiento de los mellizos Jacques y Gabriella apartó a su primogénito de aspirar al Trono.
Parecía que poco a poco todos habían aceptado su papel. Sin embargo, los celos han vuelto a hacer mella entre las cuñadas, y todo ha salido a la luz tras la comentada ausencia de la Princesa Charlene al Baile de la Rosa, uno de los acontecimientos sociales más importantes de los que se celebran anualmente en el Principado de Mónaco, y que se encarga de organizar la Princesa de Hannover.
Cambia el Baile de la Rosa por la nieve
La Princesa de Mónaco ha sabido dar donde más duele, ya que ha conseguido que los titulares hayan tirado más por su incomparecencia que por el debut de la Princesa Alexandra de Hannover, el vestidazo de Beatrice Borromeo, la presencia de Carlota Casiraghi, que siempre es comentada, o por la convocatoria en sí.
Además, se habló de un problema de salud que quedo en evidencia con la publicación de un reportaje de la Princesa Charlene con los mellizos Jacques y Gabriella en Gstaad que salió en París Match, la revista que tiene a los Grimaldi como su realeza particular. A sus 15 meses, los niños no pueden esquiar todavía, por lo que resultó extraño que la sudafricana viajara a Suiza para que los pequeños jugaran con la nieve en vez de quedarse en Mónaco para asistir al Baile de la Rosa.
Lo cierto es que parece que esta vez la guerra fría se ha tornado en caliente, y que el conflicto sigue enquistando las relaciones entre el clan que rige los destinos del pequeño país desde hace siglos. El gran perjudicado, el Príncipe Alberto, que se vuelve a ver obligado a mediar entre su mujer y su hermana.