Galería: La Familia Real Española en imágenes
La vida de la Reina Sofía ha estado llena de alegrías, pero también de sinsabores. Ha tenido privilegios, pero también sufrió el exilio en su infancia y al casarse con Don Juan Carlos se fue a vivir a un país que no siempre la acogió bien y en el que durante años no tuvo ningún papel ni seguridad de que fueran a tenerlo.
Ha vivido mucho y afortunadamente ha tenido buena salud, aunque también se ha llevado algún que otro susto. Como señala Vanity Fair, en los años noventa del siglo XX los Reyes Juan Carlos y Sofía viajaron a Brasil. Tuvo que ser en julio de 1993, fecha en la que se celebró la III Cumbre Iberoamericana en Salvador de Bahía.
Durante su estancia y sin que se especifique qué pasó realmente, la Reina Sofía fue mordida por una mona. A pesar del enorme susto que se llevaron sobre todo los periodistas que le acompañaban durante esta visita oficial, Doña Sofía le quitó importancia y parece que ni fue grave ni tuvo consecuencias.
El recuerdo de su malogrado tío Alejandro de Grecia
Para el que sí tuvo consecuencias un accidente de este tipo fue para su tío, el Rey Alejandro I de Grecia, hermano del Rey Pablo, padre de Doña Sofía. El Monarca defendió a su perro Fritz, un pastor alemán, que había sido atacado por un mono doméstico del administrador de los viñedos de Tatoi. Ocurrió precisamente en los jardines del Palacio de Tatoi, residencia de la Familia Real Griega. Al separarlos, otro mono le mordió en la pierna y el estómago. Su herida fue limpiada, pero no cauterizada, se infectó posteriormente y sufrió una sepsis que acabó con su vida.
Quizás la Reina Sofía se acordó de lo que le pasó a su desafortunado tío, pero en su caso no hubo que lamentar una desgracia así. Doña Sofía es una amante de los animales y así ha seguido siendo. Tiene predilección por los perros, aunque su animal favorito es el burro porque le recuerda a Grecia, su país natal.