Pese a que se mantuvo firme y no demostró nada en público, al parecer lo pasó realmente mal de puertas para adentro.
Pese a que la Reina Isabel de Inglaterra siempre se ha caracterizado por su seriedad frente a la corona, su apariencia quizás se aleje de su verdadera personalidad en el seno de su hogar, y es que los escandalosos divorcios de sus hijos, producidos en los años 90, le pasaron factura. Tres de ellos, Carlos, Andrés y Ana, rompieron sus matrimonios, algo que en una familia marcada por la tradición seguro que fue un duro golpe para ella.
Robert Hardman contará en su próximo libro 'Queen of Our Times: The Life of Queen Elizabeth II' ('Una reina de nuestro tiempo: la vida de la reina Isabel II') el sufrimiento que sintió cuando los matrimonios de tres de sus cuatro hijos terminaron. En el libro, del que People posee un adelanto, Hardman revela que la reina se sintió destrozada por los divorcios de sus hijos. Un antiguo miembro del personal de la Casa Real explicó al escritor que en aquel momento trató de animarla diciéndole: "Su majestad, ahora todo el mundo se divorcia. Pasa en todas partes" y ella, agobiada, le contestó: "¡Tres de cuatro!", y es que al parecer llegó a estar muy triste y dolida. La primera que dio el paso de separarse fue la Princesa Ana después de casarse con su primer marido Mark Philips, con el que tuvo dos hijos hijos: Peter y Zara. El enlace tuvo lugar en la Abadía de Westminster en 1973 y en 1989 los dos anunciaron su separación, y en 1992 formalizaron su divorcio, por lo que ella fue la primera que estuvo envuelta en un escándalo de este tipo.
Sobre cómo sería su divorcio se comunicó: "La formalización del divorcio no modificará los acuerdos alcanzados por los dos excónyuges en diversos ámbitos, tales como el financiero (incluido el reparto de los 1.524 regalos de boda) y la custodia de sus hijos, Peter, de 14 años, y Zara, de 10, que seguirán viviendo con su madre en su residencia de Gatcombe, a pocos kilómetros de la finca adquirida hace tres años por Mark", informó el medio La Repubblica en abril de 1992.Tres de cuatro
Y para ella 1996 fue uno de los años más duros, porque en marzo se separaron su tercer hijo, el Príncipe Andrés, y Sarah Ferguson y en diciembre se anunció la separación de Carlos, su hijo mayor, y la Princesa Diana. "No será un año que recuerde con agrado. En palabras de uno de mis colaboradores, fue sin duda un annus horribilis", llegó a decir en una ocasión de manera pública. Charles Anson, su jefe de prensa en aquella época, se asombra de no haberla visto de mal humor después de todo lo que estaba pasando: "Nunca estaba irascible, parecía tan serena, firme y fuerte como siempre".