Preparados para lo peor
El aristócrata ha contado a The Telegraph cómo vivió la enfermedad. Pasó 9 semanas ingresado, más de la mitad de ellas conectado a un respirador y logró salvarse gracias al buen hacer del personal sanitario que le atendió, al que está muy agradecido: "Lo que realmente quiero transmitir es que creo que el Sistema Nacional de Salud es absolutamente magnífico. La forma en que me trataron fue increíble. En ningún momento tuve la sensación de escasez de médicos o enfermeras o de que el sistema estuviese colapsado. Les debo mi vida".
Su esposa Nicola Brooksbank, que también se contagió, aunque pasó la enfermedad en su domicilio con síntomas leves, añadió que la situación de su marido fue tan complicada que les dijeron que debían prepararse para lo peor: "Lo salvaron y no podríamos estar más agradecidos. No pudimos verlo durante el tratamiento y más de una vez nos dijeron que nos preparásemos para lo peor".
George Brooksbank, que se contagió después de un viaje a Francia, está cada vez mejor, aunque la larga hospitalización, durante la que se le sometió a una traqueotomía, le ha pasado factura. Por el momento camina con la ayuda de un bastón, pero da gracias por haber sobrevivido y piensa en la gente que sigue luchando por acabar con la enfermedad: "Mi respiración ha vuelto a la normalidad y me considero extremadamente afortunado. Ahora pienso en aquellos que aún luchan contra la enfermedad y el personal sanitario que arriesga sus propias vidas para ayudarlos".