El pasado 10 de diciembre, fecha señalada en el calendario de todos los miembros de la Familia Real Sueca, tuvo lugar la entrega de los Premios Nobel, que de nuevo volvió a contar con la presencia de los Bernardotte. Pasados unos días, Suecia se ha vuelto a vestir de gala para celebrar una cena en honor a los premiados de prestigiosos galardones, donde la elegancia se volvió a dar cita.
Sofía deslumbró con vestido azul celeste realizado en encaje con el que se percibe su embarazo. En esta nueva reunión, la princesa no varió nada y volvió a lucir la polémica diadema de diamantes y esmeraldas que portó por primera vez el día que contrajo nupcias con el Príncipe Carlos Felipe. Se trata de un regalo que le hicieron sus suegros, los Reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia, con motivo de su enlace y de la que aún se desconoce su procedencia, aunque todo apunta que carece de pasado histórico.
Mismo vestido
Sofía no fue la única que repitió estilismo, su cuñada, la Princesa Victoria se enfundó en un vestido de lentejuelas en azul marino de uno de sus diseñadores favoritos, Par Enghesden. La heredera lució este mismo atuendo en la entrega de los Premios Nobel 2011 cuando estaba en el séptimo mes del embarazo de su primogénita, la Princesa Estelle. Para adornar su cabeza escogió la tiara Fringe, una diadema compuesta de 47 diamantes que imitan rayos de sol.
Esta cena se celebró en la Galería de Karl XI donde se sirvieron todo tipos de delicias, después de la recepción de los invitados en el Salón del Mar Blanco, en el que toda la familia estuvo presente. Tras esta nueva gala la Familia Real pondrá fin a su agenda y dará paso a cumplir con los compromisos a los que tienen que hacer frente antes de la inminente llegada de la Navidad. Una gala en la que estuvo marcada por los estilismos repetidos, y una vez más, por la relación de las Princesas Magdalena y Victoria de Suecia con su cuñada.