Tal y como había confesado en una entrevista para la revista Vogue, desde el primer minuto que la Princesa Eugenia de York supo que se casaría con el que ya es oficialmente su marido, tuvo claro quien diseñaría su impresionante vestido de novia: Peter Pilotto. Pero lo que parecía estar tan claro era quien se encargaría de otro del otro estilismo de su gran día, el vestido que luciría después de la ceremonia para la recepción de los invitados.
Y aunque los rumores apuntaban a que sería la diseñadora Stella McCartney, finalmente quien tuvo el placer de formar parte de la gran boda real -con permiso del Príncipe Harry y Meghan Markle- fue Zac Posen, que también fue uno de los invitados al evento. El diseñador neoyorkino, cuyo estilo se caracteriza por inspirarse en los años más opulentos del glamour hollywoodiense, creó un vestido único para el gran día de la nieta de Isabel II lleno de referencias a la Familia Real Británica.Inspirado en Windsor y en la campiña inglesa
Al igual que el primer diseño, este también contaba con los hombros cubiertos, con mucho menos escote y con una capa que cubría su espalda (a diferencia del anterior). Entallado en la cintura y con una falda vaporosa gracias a la seda de Manchester usada para confeccionarlo. Al contrario que Meghan Markle y Kate Middleton, que apostaron por el color blanco también para el segundo look, la Princesa Eugenia se decantó por el tono melocotón, el mismo de la Rosa Blanca, símbolo de la casa de York. Esta también aparece bordada en el hombre del diseño.
Tal y como explica el comunicado lanzado por Buckingham Palace acompañando a las fotos oficiales del gran evento, el vestido está inspirado en la belleza de Windosor y en sus alrededores, es decir, la campiña inglesa. Para complementar el diseño de Posen, la novia lució unos pendientes de esmeraldas y diamantes que le había regalo Jack Brooksbank. Sin duda uno de los elementos más importantes y especiales fue el pasador de pelo que fue cedido por la propia Reina Isabel II. Una joya que fue pasando de generación en generación perteneciendo previamente a la Reina Adelaida como regalo de Guillermo VI en 1830; que posteriormente perteneció a la Reina Victoria en 1837 y que finalmente pasó a manos de la Reina Isabel II en 1952.