Los Duques de Cambridge tienen un método para que sus hijos entiendan lo que está bien y lo que está mal.
Aunque se tenga una posición acomodada y ayuda extra no es fácil criar a los hijos, una tarea muy importante y crucial que puede marcar cómo serán esos niños y niñas cuando lleguen a la edad adulta. Los Duques de Cambridge saben que tienen que hacerlo de la mejor manera posible, y no solo porque su primogénito esté llamado a reinar algún día, sino porque deben educar a tres personas que tienen que ser ejemplares sea cual sea su destino.Para hacerlo tienen sus propios trucos. El Príncipe Guillermo y Kate Middleton tienen claro que en su hogar debe haber una disciplina y unas normas que tienen que cumplirse, pero no son partidarios de los castigos tradicionales y prefieren hablar las cosas.
De acuerdo con The Sun, los Duques de Cambridge tienen un sofá de hablar. Cuando uno de sus hijos comete una trastada, provoca una pelea con sus hermanos o no obedece a sus padres se le lleva a ese sofá. Los Duques de Cambridge le explican lo que ha hecho, por qué lo ha hecho mal y qué consecuencias tiene. No les gritan y prefieren apostar por mantener la tranquilidad, porque se entiende que así los niños también lo harán. Sin embargo, se mantienen firmes y dejan claro a sus hijos lo que está bien y lo que está mal, siendo estrictos, pero no unos tiranos. La ayuda de su niñera española
Para educarles tienen la ayuda de su niñera, la española María Teresa Turrión Borrallo, que también es firme y estricta y sigue las directrices marcadas por el Príncipe Guillermo y Kate Middleton. No actúa de forma unilateral probando métodos no aprobados por los Duques de Cambridge. Sabe perfectamente lo que hay que hacer en cada momento y trabaja muy bien con el Príncipe Guillermo y Kate Middleton en la tarea de educar al Príncipe Jorge, la Princesa Carlota y el Príncipe Luis.
El Príncipe Guillermo y Kate Middleton han formado una familia ejemplar con sus tres hijos. Residen en Kensington Palace, aunque pasan temporadas en Anmer Hall, su casa de campo en Norfolk, donde han permanecido durante la cuarentena. Sin embargo, y teniendo en cuenta que ninguno de sus tres vástagos paran quietos, su hogar no es demasiado tranquilo, aunque con sus criterios educativos parece que han logrado que todo funcione.