Nunca es tarde para reconciliarse
El más importante de todos ellos fue el Duque de Edimburgo, con el que durante años se ha especulado que mantiene una relación de odio profundo. En caso de ser cierto, ambos hicieron de tripas corazón el día de la boda de la Princesa Eugenia y por unas horas firmaron la paz. Aunque por lo que dice la Duquesa de York puede que la tregua sea definitiva: "Es un gran hombre. Tengo un enorme respeto por él y siempre le he admirado. Fue estupendo estar con él de nuevo. Mi padre y él solían jugar al polo juntos y me hace acordarme de él".
Otra de las royals que se ha llevado halagos por parte de la exnuera de Isabel II fue la Duquesa de Cornualles, esposa del Príncipe Carlos. Ambas han tenido también sus más y sus menos a causa de causas benéficas compartidas, pero entre ellas nunca ha existido la antipatía que sí tiene el Príncipe de Gales hacia su excuñada. A pesar de la ausencia de Camilla Parker Bowles en la boda de su hija, Ferguson la defiende: "Pienso que es maravilloso que mantuviera su compromiso, especialmente porque era con niños. Es una señora estupenda".
La Reina, su royal favorita
Todas estas declaraciones se quedan en nada en comparación con lo que Sarah Ferguson opina de la Reina. No en vano, ella fue la primera en volver a abrirle las puertas permitiéndole compartir su grada en las carreras de Ascot y nunca ha ocultado la simpatía que siente hacia ella. Una simpatía mutua, tal y como revelan las palabras de la Duquesa: "Su Majestad es el mayor icono con el que he tenido la suerte de compartir techo. Es una Jefa de Estado excepcional: una señora y mentora. Me siento muy afortunada".