Nada más y nada menos que en Caperucita Roja se ha convertido Ferguson. Con la capa roja y la capucha puesta, la Duquesa de York ha ido caminando por los jardines de su residencia mientras leía el cuento. En un momento dado se ha encontrado con el temible lobo feroz, cuya identidad no ha sido desvelada.
Un confinamiento junto a su exmarido y su hija que se le está haciendo muy ameno pero en el que está echando mucho de menos a su otra hija, la Princesa Beatriz de York, que se confinó junto a su prometido Edo Mapelli y su futura suegra Nikki Shale en su casa de campo de Chipping Norton, en el condado de Oxfordshire.
La polémica del confinamiento de los York
Además, durante estas semanas, y a pesar de la cuarentena, el exmatrimonio no ha podido mantenerse al margen de polémicas. Y es que han sido acusados de no pagar parte de un lujoso chalet en Suiza, donde suelen acudir cada invierno para disfrutar de unos días de vacaciones, y se enfrentan a una denuncia por impago.