Cuando uno contrae matrimonio mediante el rito católico, promete ser fiel a su cónyuge "en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad". Unos votos que muchas veces no se cumplen y que en muy repetidas ocasiones se han desobedecedido en el seno de múltiples Familias Reales. No solo han sido el Rey Juan Carlos o el Príncipe Carlos, sino que son muchos más los royals infieles a lo largo de Europa...
Don Juan Carlos: el rey de las 5.000 amantes
En el verano de 2017 el coronel Amadeo Martínez Inglés publicaba un libro en el que, bajo el título 'Juan Carlos I: el rey de las cinco mil amantes' (Ed. Chiado), hacía un repaso a la dilatada trayectoria sentimental del Rey Juan Carlos desde su época de cadete en la Academia de Zaragoza hasta su abdicación. No era la primera - ni la última vez - que se hablaba de las infidelidades del Rey, pero a todos sorprendió la cuantiosa cifra.
Resulta imposible cuantificar la cantidad de mujeres con las que ha podido estar Don Juan Carlos a lo largo de sus 80 años de vida, pero aparte de la Reina Sofía al menos otras cinco han ocupado el corazón del emérito : la Princesa María Gabriela de Saboya, la Condesa Olghina de Robilant, la vedette Bárbara Rey, la decoradora Marta Gayá y la Princesa Corinna zu San-Wittgenstein.
Con las dos primeras el romance tuvo lugar durante los años de juventud, antes de contraer matrimonio con la hija de los Reyes de Grecia. Por lo tanto, no podrían considerarse infidelidades. Pero no se puede decir lo mismo de las que vinieron después. Todas ellas tendrían un papel más o menos destacado en la trayectoria vital del Rey Juan Carlos, pero el escándalo no fue igual en todos los casos.
Sin duda la que será recordada siempre como la eterna "amiga entrañable" del rey es Corinna zu San-Wittgenstein, la alemana con la que el monarca compartió alcoba y negocios entre 2009 y 2012. El descubrimiento de su historia fue sin duda la gota que colmó la paciencia de Doña Sofía y de los españoles, ya conocedores tanto de las la truculenta historia de espionaje de Bárbara Rey como del amor con Marta Gayá que el propio rey describió diciendo que "nunca había sido tan feliz".
De ahí a las 5.000 amantes que cuantifica el coronel retirado puede que haya un trecho, pero lo que sí es cierto es que la virtud que más brilla por su ausencia en el caso del anterior Rey de España es la fidelidad. Ya lo decía la esposa de Alfonso XIII: "Los españoles son malos maridos, pero los Borbones aún peor".
Carlos Gustavo de Suecia: nunca es tarde para sentar cabeza
El Rey Carlos XVI Gustavo tampoco puede presumir de ser un buen marido, pero al menos él sí se ha arrepentido públicamente de sus escarceos amorosos fuera del matrimonio. Fue en 2010, cuando el periodista Thomas Sjöbern reveló en su libro 'El monarca reticente' la afición del rey por los clubes de alterne y la relación extraconyugal que mantuvo durante años con la cantante Camilla Henemark.
No era la primera vez que se hablaba de crisis en su matrimonio con la Reina Silvia, pero aún así el monarca concedió una inusual rueda de prensa en la que declaró: " He hablado con mi familia y con la reina. Pasamos página y miramos adelante porque, tal como lo entiendo, estos asuntos ocurrieron hace mucho tiempo".
Sobre la cuestión de su supuesta presencia en clubes de alterne no se mostró tan claro: " Depende de qué se entienda por club de alterne. Hay algunos restaurantes donde algunas camareras están más o menos vestidas. No están desnudas. Es una cuestión de definición". Y es que según el citado libro, más de una vez la Reina Silvia tuvo que acudir a buscarlo a dichos locales.
Alberto y Paola de Bélgica: infidelidades por ambas partes
Un caso paradigmático en lo que a infidelidades se refiere en el ámbito de la realeza europea es el de los Reyes Alberto y Paola de Bélgica, quienes a pesar de su achacosa vejez y su aparente complicidad vivieron una juventud muy intensa : ambos tuvieron varios amantes y más de una vez estuvieron al borde de la ruptura matrimonial.
El primero en caer en la tentación fue el hermano del Rey Balduino con la Baronesa Sybille de Selys-Longchamps en la década de los 60. Llegó a pensar incluso en renunciar a sus derechos y separarse de su esposa, pero las dificultades y la incertidumbre que derivarían de su decisión lo echaron atrás.
A pesar de poner fin a la relación, el por entonces Príncipe de Lieja no pudo evitar dejar rastro de su fechoría, ya que su amante dio a luz a una niña que sería bautizada como Delphine Boël. En 1999, ya siendo Rey tuvo que ver cómo esta le reclamaba su paternidad e iniciaba un proceso judicial que años después todavía no se ha resuelto.
Por su parte, la Reina Paola respondió a la actitud de su marido pagándole con la misma moneda. Lo abandonó a él y a sus hijos por una vida de viajes alrededor de Europa, dejándose ver en playas paradisiacas con el fotógrafo Albert Adrien de Munt o bailando en discotecas con el cantante Salvatore Adamo. De hecho, este último compuso en honor a la Reina de los Belgas la canción 'Dulce Paola', sobre la que afirma: " Paola, en el fondo del corazón conservo al igual que de una bella flor el recuerdo de tu dulzura ".
Debido a las presiones de los Reyes Balduino y Fabiola, los Príncipes de Lieja volvieron a compartir residencia pero no techo : cada uno se alojaba en un ala distinta del palacio. Mientras que a ascensión al trono en 1993 consolidó esa reconciliación lenta e inexorable, la abdicación en 2013 supuso ya el afianzamiento definitivo.
Las infidelidades en la Familia Real Británica
Isabel II calificó el año 1992 como un 'annus horribilis' para su familia, ya que fue entonces cuando se separaron tres de sus cuatro hijos - el Príncipe Carlos, la Princesa Ana y el Príncipe Andrés - de sus respectivas parejas. Lo más sorprendente es que en los tres casos la crisis matrimonial se debió a infidelidades por parte de sus Altezas Reales (aunque en la ruptura del Duque de York influyeron más las aventuras de su esposa Sarah Ferguson).
La más sonada fue sin duda la del Príncipe de Gales, quien después de anunciar su compromiso matrimonial con Lady Diana Spencer en 1981 pasó la noche anterior a la boda junto a Camilla Shand: su expareja y el tercer vértice de este triángulo amoroso con nefastas consecuencias. No renunció a verla ni uno solo de los once años que duró el matrimonio con la madre de sus hijos.
Antes de que la propia Lady Di detallase los pormenores de esta tormentosa relación en televisión, la prensa ya destapó en 1992 unas grabaciones en las que el Príncipe Carlos se refería a su amante en una actitud muy subida de tono: " Si pudiera vivir metido en tus pantalones todo sería mucho más fácil ". Llegó incluso a decir que le gustaría ser un "tampax". Algo totalmente inaceptable para el futuro Rey de Inglaterra y que sin duda fue determinante para su separación y posterior divorcio.
Pero como decía, el primogénito de Isabel II no es el único de los Windsor-Mountbatten que ha decidido olvidarse de su promesa matrimonial de fidelidad. Antes ya lo hizo la Princesa Ana con su primer marido, el jinete Mark Phillips: ambos se fueron infieles mutuamente y en el caso de él llegó a haber una demanda de paternidad por parte de una supuesta amante. Por su parte, a la hija de la Reina se le descubrió la correspondencia que mantenía con su amante por aquel entonces y posterior marido: Timothy Laurence.
Ambos tienen en lo que a relaciones extramatrimoniales se refiere un nefasto ejemplo a seguir en su padre: el Príncipe Felipe de Edimburgo. A pesar de llevar más de 70 años casado con Isabel II y ser su más fiel servidor, en lo relacionado con la vida conyugal han sido más de uno los disgustos que le ha dado a Su Graciosa Majestad.
Aunque ella siempre haya presumido de que a su marido "no le pide lealtad, sino fidelidad"; indudablemente habrá sufrido al conocer que durante sus primeros años de reinado su marido se dedicaba básicamente a disfrutar de juergas nocturnas en clubs del Soho o en el yate real Britannia. Son muchos los nombres de supuestas amantes que el Duque de Edimburgo atesora desde entonces: la actriz Zsa Zsa Gabor, Pat Kirkwood, Susan Barrantes (madre de Sarah Ferguson), la Duquesa de Abercom... Entre verdades y rumores, los Windsor no pueden presumir demasiado de su reputación en este sentido.
Las infidelidades en la Familia Real de Mónaco
Quienes tampoco tienen una inmaculada trayectoria sentimental son prácticamente todos los miembros de la familia Grimaldi, aunque muy especialmente la rama femenina de esta dinastía. Cuenta la leyenda que una gitana la maldijo hace siglos con que ninguno de sus miembros sería feliz en su vida amorosa a menos que contrajera matrimonio después de los 50 años. Por desgracia, la maldición se ha cumplido.
La primera en sufrirla fue la Princesa Carolina, cuyo pasional e inmaduro romance con Philippe Junot estaría marcado no solo por la oposición paterna al enlace, sino por los amantes que ambos compaginaron durante sus dos años escasos como cónyuges. Pero por si eso no fuera suficiente, la mayor de los hijos de Grace Kelly se vería envuelta años después en uno de los mayores escándalos de la realeza en los 90 al convertirse en amante del Príncipe Ernesto de Hannover (casado por aquel entonces con Chantal Hochuli, amiga de Carolina). Todo lo que vino después es Historia.
La Princesa Estefanía, aunque parezca mentira dado su carácter rebelde y contrario a cualquier tipo de convencionalismo, nunca (que se sepa) ha sido infiel a sus parejas. Si no más bien todo lo contrario: ha tenido que sufrir las infidelidades de ellos. Sobre todo en el caso de Daniel Ducruet, su primer marido; a quien los paparazzi pillaron desnudo con su amante.
Las nuevas generaciones de los Grimaldi tampoco tienen demasiado pudor en sus relaciones, sobre todo Carlota Casiraghi. La hija mediana de Carolina de Mónaco es conocida, aparte de por su belleza, por su extenso currículum amoroso; en el cual se intercalan unos hombres tras otros sin ningún éxito. De hecho, podría decirse que es experta en empezar nuevas relaciones antes de terminar las anteriores (como ocurrió con Alex Dellal y Gad Elmaleh).
Incluso el aparentemente intachable Pierre Casiraghi tiene una mácula en su historial. Fue en septiembre de 2015, tan solo dos meses después de haberse casado con Beatrice Borromeo, cuando los medios especularon con que había sido visto besando a una joven en una fiesta nocturna. La noticia conmocionó al pueblo monegasco, pero no tuvo mayor trascendencia y a día de hoy sigue formando una estable pareja junto a su esposa.
Visto lo visto, si bien hace años la realeza podía excusar sus escarceos en que sus matrimonios habían sido arreglados y no por amor, ahora que se han invertido las tornas ya no hay justificación posible. Pero, en cualquier caso, tal y como reza un viejo refrán: " La fidelidad es, de todas las virtudes, la menos constante ".