La inseparable amiga de la Infanta Elena, Rita Allendesalazar, que además es Condesa de la Ventosa, está viviendo uno de los momentos más complicados de su vida porque está batallando por la herencia tras fallecer su madre el pasado 5 de enero de 2017. Sus problemas personales tiene que ver con el enfrentamiento que ha provocado dicha herencia con sus hermanos.
José María Allendesalazar y Travesedo, el padre de Rita Allendesalazar, fue uno de los hombres de confianza del Rey Juan Carlos durante la Transición, y se convirtió en jefe de protocolo de la Casa Real, de ahí la gran amistad de sus hijas. Falleció en 1983 por una dolencia del corazón y su mujer, Isabel, se quedó viuda a los 56 con seis hijos.
Los problemas no solo vienen de la muerte de la matriarca, sino que todo se remonta a la muerte del padre de familia, que dejó muchos propiedades inmobiliarias, importantes obras de arte, enseres heredados de sus antepasados y joyas de la familia.
Desheredada por su propia madre
A pesar de que Rita Allendesalazar se ha visto sacudida por la herencia, su madre se encargó de desheredar en el año 2000 a su hija Almudena, la pequeña, tras oponerse a la venta de un chalet en el exclusivo barrio de El Viso, en Madrid. Y al poco tiempo fue Rita Allendesalazar la que corrió con la misma suerte que su hermana, aunque todo tenía que ver con un título: la sucesión del vizcondado de Arboleda, que solicitó en octubre de 2009 su hermana mayor, Isabel, quien no había heredado ninguno de los cuatro títulos paternos. Pero no se hizo finalmente con el título porque se lo arrebató su cuñado y marido de Rita. Esto seguro que no sentó nada bien a la madre de familia, quien tenía a su hija Isabel como su ojito derecho -era soltera y vivió con ella hasta su muerte.
Que el marido de Rita Allendesalazar se interpusiera entre un título para una de las hijas consiguió que el testamento se viera modificado, de tal manera que un mes después de la muerte de Isabel de la Cierva Osorio de Moscoso, cuando se abrió el testamento, tanto Almudena como Rita Allendesalazar se llevaron una sorpresa al comprobar que no estaban en el testamento y que solo tenían derecho a lo que dicta la ley.
No formar parte de la herencia suponía privarlas del histórico patrimonio familiar, es decir, cuadros de firma, muebles y enseres pertenecientes a la reina María Cristina, joyas de familia y hasta las condecoraciones de su padre. A finales de 2017, Rita fue consciente de que había sido engañada cuando firmó en abril el cuaderno particional que contenía el reparto de la herencia, por lo que puso el asunto en manos de abogados y de momento todo se está procesando.