El multitudinario e histórico funeral de la Reina Isabel II el pasado lunes 19 de septiembre -tras 11 días de homenajes y luto- fue escenario de una de las fotografías más esperadas de la Casa Real española en los últimos dos años y medio: la de los Reyes Felipe y Letizia junto al Rey Juan Carlos y la Reina Sofía. Padre e hijo compartiendo tiempo y espacio era algo que no se veía desde comienzos de 2020, unos meses antes de que este tomase la decisión de abandonar España e irse a vivir a Abu Dabi.
Desde entonces, el Rey Emérito solo ha regresado a España en una ocasión, el pasado mes de mayo de este mismo 2022 para asistir a un campeonato de vela en Sanxenxo. Y si bien también visitó Madrid y La Zarzuela para pasar tiempo con su familia, todo ocurrió de forma privada sin que ese encuentro fuese captado. De igual forma, todas las visitas que este ha recibido en Abu Dabi han sido de ese mismo carácter, por lo que cualquier fotografía del Rey Juan Carlos en su nuevo lugar de residencia eran filtradas a la prensa o compartidas por el otro protagonista -como fue el caso de la visita del periodista Carlos Herrera-.
Por eso, en cuanto se dio a conocer que finalmente el Rey Juan Carlos sí asistiría al funeral de la Reina Isabel II -aunque en un principio se dijo lo contrario, cumpliendo así con los supuestos deseos de la Casa Real española para evitar protagonismos innecesarios-, se especuló en calidad de qué lo haría finalmente y si esto daría lugar a tan esperada imagen. Y si bien los Reyes Felipe VI y Letizia evitaron dar esa ansiada instantánea en la primera aparición pública el domingo 18 durante la recepción oficial del Rey Carlos III -no fue así por parte de la Reina Sofía, que acudió con su marido como miembros de la realeza y también familiares de la fallecida-, el lunes durante el funeral la cosas fueron muy distintas.
El estricto protocolo de la Casa Real británica
Tal y como ha podido saber el medio Vanitatis, la Casa Real española se enteró la misma mañana del funeral y a escasas horas de dar comienzo de que los cuatro se sentaría juntos en la Abadía de Westminster durante la misa. Estos lo hicieron en la bancada a la izquierda del féretro de la Reina, justo enfrente de los miembros de la Casa Real británica y junto a otros miembros de la diferente realezas europeas.
Un decisión protocolaria por parte de la Casa Real británica que los cuatro acataron siendo conscientes del riguroso y medido protocolo y organización que suponía un evento como ese. Desde el Palacio de Zarzuela, ya desde días antes de la llegada de los Monarcas a Londres, dejaron claro que todo los actos que tuvieran lugar en la capital correspondían a las autoridades británicas y no de la Casa Real española, siendo estos últimos los que acataría las decisiones que se tomasen durante ambos días.
Una imagen que se produjo durante la ceremonia dentro de la Abadía, pero que no volvió a repetirse nunca más. Tras la misa, los Reyes Felipe y Letizia salía por separado a los Reyes Juan Carlos y Sofía, siempre en un segundo plano junto al resto de monarcas cuando toda la atención estaba centrada en la Familia Real británica y a la Reina Isabel II. Por la tarde, también estos fueron invitados a la ceremonia más íntima en Windsor. En cambio, hasta allí solo se desplazaron el Rey Felipe y la Reina Sofía, ya que la Reina Letizia tenía un vuelo programado a Nueva York para seguir con su agenda oficial; y el Rey Juan Carlos también tenía ya programado su regreso a Abu Dabi.