La Navidad ha llegado a su fin pero se ha cerrado, como cada año, con el día más especial para los pequeños: el Día de Reyes. Estas fechas navideñas que ya se quedan atrás suelen ser momentos de tradiciones en los que cada familia lleva a cabo planes familiares en los que disfrutar de sus seres queridos. Es cierto que este año ha tenido que ser todo un poco diferente porque las grandes familias no se han podido reunir por el problema del coronavirus, pero quiénes eran pocos lo han podido hacer.
Una de las familias que cumple siempre con una tradición el Día de Reyes es la Familia Real. Los Reyes Felipe y Letizia acuden cada año a visitar a Jesús Ortiz, padre de la Reina, junto a sus hijas Leonor y Sofía para recibir los regalos del Día de Reyes de su abuelo y pasar una tarde en familia comiendo roscón. Esta es una tradición que viene siendo habitual desde hace unos años, algo que recuerda a las familias comunes que van de casa en casa de familiares para recoger los regalos de los Reyes Magos.
El Rey Felipe y la Reina Letizia presidieron la Pascua Militar en la mañana del 6 de enero como hacen cada año y, tras esta ceremonia, por la tarde pusieron rumbo a casa de Jesús Ortiz y su mujer, Ana Togores, para estar en familia. A su llegada se pudo ver a los cuatro miembros de la familia perfectamente ataviados con sus respectivas mascarillas y con ropa de abrigo, teniendo en cuenta la ola polar que atraviesa España.
Sonrientes y amables
Es habitual que la prensa espere a los Reyes y a sus hijas en la puerta de la casa de Jesús Ortiz en Pozuelo de Alarcón porque la visita en este día tan señalado ya se ha convertido en una tradición para todos. Según se ha dicho en varias ocasiones, el padre de la Reina prepara roscón de reyes para todos y disfrutan de una tarde amigable en la que seguro que se entregan los regalos que los Reyes Magos han dejado para cada uno.
A su llegada, los Reyes saludaban amablemente a la prensa que se encontraba en la puerta y sonreían, al igual que la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, que se situaban en la parte de atrás del coche conducido por Felipe VI. Las pequeñas se mostraban de lo más sonrientes a su salida de la casa de su abuelo por lo que todo apunta a que se lo pasaron en grande.