El fallecimiento del Duque de Calabria el pasado lunes sumió en el duelo a la Familia Real. Carlos de Borbón-Dos Sicilias era primo del Rey Juan Carlos, y gran amigo del que fuera Monarca durante toda su vida. Además, era Infante de España, título concedido por gracia de Don Juan Carlos I en 1994, por lo que ha tenido una despedida acorde con su rango.
Así, se ha celebrado este jueves una misa funeral córpore insepulto en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Madrid, donde se le han rendido honores de Infante, la mayor dignidad tras la de Príncipe de Asturias y la de Rey de España.
Cónclave de Borbones en El Escorial
Hasta allí se desplazó su amplia familia, formada por su viuda, la Princesa Ana de Orleans, hija del Conde de París y de la Princesa Isabel de Orleans-Braganza, sus cinco hijos, Cristina, María, Pedro, Inés y Victoria, sus yernos, su nuera y sus casi 20 nietos. No faltaron miembros de la Familia Real, de la Familia del Rey, que también lo era del Duque de Calabria, así como personalidades, autoridades y amigos.
Destacó la presencia de la Infanta Cristina, que voló desde Ginebra, donde vive y trabaja, para estar con sus primos Calabria en un momento tan duro. De sobra es conocida la amistad que la exduquesa de Palma tiene con los hijos del difunto Infante de España, sobre todo con las Princesas Victoria y Cristina, íntimas amigas y grandes apoyos de la hermana de Felipe VI.
Cristina de Borbón llegó media hora antes de que lo hicieran los Reyes Felipe y Letizia, primero por protocolo, y segundo para evitar que se vea juntos a los Reyes con la imputada real. Acompañada de la Infanta Elena, la exduquesa de Palma dio el pésame a los Calabria, con los que estuvo muy cariñosa. Se trata de una aparición importante, no solo por la importancia del acto, sino porque es su primera aparición pública desde que se anunció la fecha del juicio del Caso Nóos, que le sentará en el banquillo desde el 11 de enero.
Además de la Duquesa de Lugo y de la Infanta Cristina, por el Monasterio de El Escorial pasaron los Reyes Juan Carlos y Sofía, la Infanta Margarita y su hija María Zurita, así como otra rama de la familia, Luis Alfonso de Borbón y su esposa, Margarita Vargas, que llegó enlutada y con una férula en la pierna izquierda.
La Familia Real Búlgara, amiga de los Calabria, estuvo representada por el Príncipe Boris, que llegó junto a su madre, la Princesa viuda de Tírnovo, así como por el Príncipe Konstantin, acompañado por su esposa, María García de la Rasilla. El día anterior, en la capilla ardiente, había estado los Reyes Simeón y Margarita de Bulgaria, que quisieron decir así adiós a un gran amigo.
El momento más esperado llegó de la mano de los Reyes de España. Don Felipe y Doña Letizia tenían mucho cariño al Duque de Calabria y sobre todo a su hija Cristina de Borbón-Dos Sicilias y al marido de esta, Pedro López de Quesada, a los que consideran amigos. Vestidos de luto riguroso, y presentes en la parte más importante del ceremonial por la condición de Infante de España del difunto, los Reyes charlaron con la viuda, Ana de Francia, a la que consolaron en un momento complicado. A quien no se acercaron es a la Infanta Cristina, o al menos no delante de una cámara, con la que quieren guardar las distancias.
Una vez terminada la misa, los restos mortales de Carlos de Borbón-Dos Sicilias se han llevado al Pudridero, donde permanecerán durante los próximos 25 años. Una vez pase un cuarto de siglo, será enterrado en el Panteón de los Infantes, donde descansan las personas que han gozado de tamaña dignidad en España.