Cuando ha ocurrido una desgracia con pérdida de vidas humanas, de poco te sirven las palabras de aliento y consuelo de personas ajenas, pero al menos pueden ayudar a reconfortar en un momento de tanto dolor en el que se intenta procesar lo que ha ocurrido. Las riadas de Sant Llorenç se cobraron la vida de 13 personas, dejando un rastro de dolor que será difícil de superar para los familiares y amigos.
Este miércoles 17 de octubre se celebró una misa funeral en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Manacor, (Mallorca), con la que se rindió homenaje a las 13 víctimas mortales que dejó esta terrible catástrofe natural. A ella asistieron los Reyes Felipe y Letizia, que cinco días después de visitar la zona en la que sucedió la tragedia para ver en qué estado se encontraba la localidad mallorquina, han querido consolar a los familiares de las víctimas.
Recuerdo a las víctimas
Allí saludaron a la presidenta de las Illes Baleares, Francina Armengol, con la que el Jefe del Estado se comunicó telefónicamente al conocerse la tragedia para interesarse por lo ocurrido. También estuvo la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, así el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, entre otras autoridades.
La misa, que fue oficiada por el obispo de Mallorca, Sebastián Taltavul, recordó a las trece víctimas mortales, siete españoles, dos británicos, tres alemanes y una neerlandesa. La última persona encontrada sin vida fue Arthur, el niño de cinco años al que su madre no pudo salvar. En un último esfuerzo, salvó a su hija mayor, pero desgraciadamente no le dio tiempo a hacer lo mismo con Arthur, cuyo cuerpo fue encontrado horas antes de la celebración de la misa funeral.
Don Felipe y Doña Letizia, que naturalmente estaban consternados, ofrecieron su consuelo y apoyo a los familiares de las víctimas, a los que fueron saludando uno por uno, intentando que se sientan reconfortados en la medida de lo posible.