Este lunes 14 de mayo de 2012 se cumplen 50 años desde que los Reyes de España contrajeron matrimonio en una doble ceremonia -católica y ortodoxa- que tuvo lugar en Atenas, iniciando así un camino común que dura ya cinco décadas y donde el deber se ha impuesto al querer.
Fue así como se conocieron Juanito y la Basilisa Sofía, que coincidieron por primera vez en el Crucero Agamennon que organizó la Reina Federica para promocionar el turismo en el país heleno y de paso para que se reunieran las Casas Reales de toda Europa, tanto reinantes como no reinantes, siendo este último el caso de la Española, que residían en Estoril (a excepción de Don Juan Carlos) mientras en España gobernaba el dictador Francisco Franco.
El largo camino para obtener el Trono
A pesar de todo hubo que esperar a otra boda, la de los Duques de Kent, para que Juan Carlos y Sofía se decidieran a dar el paso; el enlace tuvo lugar el 8 de junio de 1961 en Londres, ciudad en la que los entonces príncipes pasaron juntos varios días y se despidieron con ganas de volver a verse. No hubo que esperar mucho, pues la Reina Federica invitó a los Barcelona a la residencia de verano Mon Repos que la Familia Real Griega poseía en Corfú. No sin antes varias dificultades, el 13 de septiembre de 1961 tuvo lugar la pedida de mano en Vielle Fontaine, residencia de la Reina Victoria Eugenia en Lausana. Allí se dieron cita las Familias Reales de España y Grecia para dar a conocer al mundo que el Príncipe Juan Carlos y la Princesa Sofía pasarían por el altar.
Finalmente llegó el 14 de mayo de 1962. A las 09:15 horas, los invitados estaban ya sentados en la Catedral de Atenas a la espera de la llegada de la novia, que salió del Palacio Real en una carroza. Una vez en el templo tuvo lugar la ceremonia ortodoxa, en la que los nervios jugaron una mala pasada a la Princesa, que olvidó pedir permiso a su padre, el Rey Pablo. Antes de eso, Juan Carlos y Sofía se habían casado por el rito católico en la Iglesia de San Dionisio, religión que abrazó la Reina para poder ser la esposa del 'Heredero' de un país católico; además, tuvieron que celebrar dos enlaces civiles, uno para Grecia y otro para España. Más tarde llegó la celebración y la intensa luna de miel.
Los recién casados iniciaron una nueva vida con un futuro incierto y sin saber muy bien dónde establecerse, mientras la Reina Federica preparó la casa de Psychico y les reclamaba con cualquier excusa para tenerles cerca, Don Juan hacía lo propio para acercarles a Estoril y de paso evitar que se estableciesen en Madrid. A pesar de las presiones paternas y tras un tiempo de desubicación, los Príncipes se instalaron en la Zarzuela, de donde no saldrían nunca más. Antes de eso y contraviniendo las órdenes del Conde de Barcelona, Juan Carlos y Sofía visitaron a Franco en el Palacio de El Pardo; el dictador quedó prendado de la Princesa, que en pocas horas se ganó la simpatía del Generalísimo.
Comenzó así una etapa complicada, un periodo muy feliz en su matrimonio pero en el que, como decía la Reina, era "cuando no éramos nadie". El papel del Príncipe Juan Carlos era todavía incierto, pues a pesar de que había sido educado en España por un acuerdo entre Don Juan y Franco, y que España había sido definido como un Reino, la posición de Juan Carlos era un incógnita y quedaba mucho trabajo por hacer para obtener el Trono, un puesto que según la Ley de Sucesión podría ocupar cualquier varón español, católico, mayor de 30 años y de estirpe regia. Mientras tanto la familia fue creciendo; el 20 de diciembre de 1963 nacía Su Alteza Real la Infanta Doña Elena, el 13 de junio de 1965 llegaba al mundo Su Alteza Real la Infanta Doña Cristina y finalmente el esperado varón, Felipe, nació el 30 de enero de 1968, consolidando la posición del Borbón que más posibilidades tenía de reinar.
Tras varios años 'en el limbo', donde Don Juan Carlos y Doña Sofía ejercían un tándem perfecto, llegó el julio de 1969, fecha en la que en virtud de la Ley de Sucesión de 1947, Francisco Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado a título de Rey, creando mientras tanto el título de Príncipe de España que Juan Carlos mantuvo durante 6 años.
Juan Carlos y Sofía se convierten en Reyes de España
La posición del Príncipe se fue afianzando aunque no estuvo exenta de preocupaciones e intrigas de quienes no querían ver a Juan Carlos y Sofía sentados en el Trono de España. Después de una larga agonía, Francisco Franco fallecía el 20 de noviembre, por lo que el horizonte quedaba despejado definitivamente para un Rey que poco a poco iniciaría una voladura controlada del régimen franquista para dar paso a la Democracia, siempre fielmente acompañado de la Reina, su mejor compañera.
El 22 de noviembre, el Rey era coronado en las Cortes Españolas como Juan Carlos I de España y exaltado al Trono el 27 de noviembre con una ceremonia a la que asistieron numerosas personalidades y miembros de Casas Reales; el proyecto en común de aquella pareja que se conoció en aquel crucero por las islas griegas llegaba a buen término. Finalizaba así la etapa más difícil de Don Juan Carlos y Doña Sofía, que sin embargo fueron los años más felices en su matrimonio.
A partir de entonces su relación matrimonial cambió radicalmente mientras el país entraba de lleno en la Democracia. Los Reyes cumplieron desde entonces perfectamente con su papel, tanto que el Monarca no dudó en calificar a la Reina como de "profesional", halago que no fue del agrado de Doña Sofía. En 1987 se cumplieron 25 años del enlace real, que Don Juan Carlos y Doña Sofía no dudaron en celebrar; por su parte, las Infantas Elena y Cristina y el Príncipe Felipe crecieron, se casaron y tuvieron hijos, convirtiendo a Sus Majestades en unos felices abuelos que han llegado a cumplir 50 años de casados. De este modo, cinco décadas después de que unieran sus vidas para siempre, el deber se impuso al querer.