Un matrimonio distinto
El Rey de Marruecos contrajo matrimonio con Salma Bennani, quince años más joven que él, el 21 de marzo de 2002. Desde el principio todo fue atípico, ya que el Rey disolvió el harén y solo tomó una esposa, a la que se vio desde el principio, y que tomando el título de Princesa, ha participado en la vida institucional del país.
Al contrario que las anteriores consortes, ella no se ha escondido, e incluso se deja ver sin velo islámico, luciendo su larga cabellera rizosa y pelirroja. La que fuera ingeniera fue un soplo de modernidad para la Corte Alauí y para un país que necesita todavía mirar más hacia el futuro. La pareja ha tenido dos hijos que aseguran la sucesión en Marruecos. Por un lado el primogénito y heredero, el Príncipe Moulay Hassan, de 15 años, y por otro, la Princesa Lalla Khadija.
Profundamente respetado y venerado por los marroquís, ahora el Rey se enfrenta a las habladurías de qué habrá pasado en un matrimonio que hacía aguas desde hace tiempo; de hecho, cuando a Mohamed VI se le operó por una arritmia cardiaca en París y posó con los suyos tras la intervención, estaban sus hijos y hermanas, pero no su esposa. Ahora ya se sabe la razón de la ausencia.