Iñaki Urdangarin ha cumplido 50 años, una fecha muy especial que no ha tenido grandes celebraciones por todo lo alto debido a su situación. Quizás en otro tiempo sería distinto, pero no ahora, condenado como está a 6 años y tres meses de cárcel y a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva el recurso presentado, que es probable que sea desfavorable a sus intereses.
Por ahora se sabía que el exjugador de balonmano iba a celebrar su aniversario junto a la Infanta Cristina, sus cuatro hijos, su madre, Claire Liebaert, algunos de sus hermanos, además de con la Reina Sofía, que viajó desde España para acompañar a su yerno en una fecha tan especial.
La gran ausencia venía de la mano de la Infanta Elena, que mantiene un estrecho vínculo con su cuñado, pero no ha podido asistir debido a que tiene que trabajar en la Fundación Mapfre. No se esperaba que acudieran otros familiares políticos del que fuera Duque de Palma, pero a veces la vida te da sorpresas.
Como señala Vanitatis, el Rey Juan Carlos tomó un vuelo para ir a Ginebra a encontrarse con su hija, su yerno, sus nietos y su mujer, todo un hito, ya que es la primera vez que se conoce que el padre del Jefe del Estado visita a su familia en su exilio en Suiza. Hasta ahora no ha querido significarse, pero una vez que Cristina de Borbón ha sido absuelta, y aunque su yerno ha sido condenado, entiende que por una vez ha de ser primero padre, abuelo y suegro antes que Rey, que además ya no lo es desde que abdicó la Corona de España.
El yernísimo
Iñaki Urdangarin no fue del agrado del Rey Juan Carlos cuando se enteró de que era el hombre con el que se quería casar su hija mediana. No le quedó más remedio que aceptar que sería su yerno, y una vez le conoció se llevó una agradable sorpresa al comprobar lo simpático que era, el don de gentes que tenía, lo feliz que hacía a su hija y lo buen padre que era y es. Desde entonces, fue su yerno favorito, sobre todo pensando en lo poco que conectaba con Jaime de Marichalar y la tensa relación que guarda con Doña Letizia.
Al saltar el Caso Urdangarin fue implacable y no dudó en señalar en su discurso de Nochebuena 2011 aquello de "La Justicia es igual para todos". Además, formó un cordón sanitario en el que no tenían cabida ni su hija ni su yerno, aunque en privado, su relación no era tan mala como parecía públicamente, y este viaje a Ginebra es el mejor ejemplo.