El Rey Juan Carlos vuelve a estar en el centro de todas las miradas tras su llegada a Sanxenxo para pasar unos días en los que la discreción tiene que estar por encima de todo. Sobre él se encuentra la duda de si finalmente irá a la Coronación de Carlos III, pero lo que sí que ha hecho es una primera escapada a Londres, donde viajó desde Abu Dabi y donde se le pudo ver disfrutando del partido de Champions entre el Chelsea y el Real Madrid.
Tras esta visita a Londres, el Rey emérito aterrizó el 19 de abril en el aeropuerto de Vigo-Peinador, donde le esperaba su amigo Pedro Campos, con el que se hospeda durante sus días en España. Todas las cámaras están muy pendientes de los movimientos del Rey Juan Carlos pero es cierto que en esta ocasión la discreción tiene que ser absoluta pues su anterior visita en mayo de 2022 fue demasiado mediática y recibió una reprimenda por parte de Felipe VI.
En su momento, su hijo le dejó claro que la visita había sido muy mediática y que no podría volver a repetirse por lo que su aparición en Sanxenxo el 20 de abril para subirse a bordo de su barco ha sido muy diferente a la del año anterior. Cabe recordar que en la anterior ocasión se dio un verdadero baño de masas, atendió a los medios de comunicación e incluso posó en un photocall, cosa que ahora no ha sucedido.
Sonriente y disfrutando
El Rey Juan Carlos ha llegado en el coche con Pedro Campos al puerto de Sanxenxo y se ha embarcado en el Bribón once meses después de su primer viaje a España tras instalarse en Abu Dabi. Aquí ha entrenado de cara a la Regata Volvo Autesa Cup que tendrá lugar el sábado y el domingo, por lo que el monarca ha estado practicando y manejándose por la cubierta del barco.
Al Rey se le ha podido ver hablando con algunos amigos que no pertenecen al Club Náutico de forma amena y distendida y después ha entrado en su barco. Se ha hecho una foto con el equipo que le esperaba y los miembros de seguridad le han ayudado a subir a cubierta. Una vez más vuelve a dejar su divertida imagen con la gorra saludando a la prensa y los vecinos que le aplaudían desde el espigón, pero es cierto que esta vez su discreción ha sido absoluta alejándose del circo mediático de la anterior ocasión.