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El Rey Felipe ha vivido buenos y malos momentos desde que subió al Trono. Lo importante era servir a España y salvar la Corona por él mismo y por sus descendientes, un objetivo compartido por los reyes que le precedieron. La mayor amenaza de su reinado no solo ha sido Catalunya o Urdangarin. Ni siquiera lo ha sido el choque de Reinas que tanto dañó la imagen pública de la Reina Letizia. No, lo peor eran los escándalos del Rey Juan Carlos, los pasados, porque podrían ser presentes, como se ha demostrado.
Es por eso que toda precaución ha sido poca, y al haber sido salpicado por los desmanes económicos de su padre, Felipe VI ha sido contundente y no solo ha renunciado a la herencia que le pudiera corresponder en el momento de la muerte de Juan Carlos I, sino que le ha retirado la asignación que recibía del presupuesto que el Estado destina para la Corona. Se acabó el dinero para Juan Carlos I, igual que en junio de 2019 se habían terminado sus actos oficiales, que no oficiosos.
El escándalo ha salpicado a la Corona en plena crisis del coronavirus, lo que no atempera la gravedad de lo descubierto. En relación a que el Rey Felipe era el segundo beneficiario de la fundación a través de la que Juan Carlos de Borbón recibió 100 millones de euros de Arabia Saudí, el Monarca tomó medidas. Son dos las fundaciones investigadas, una de ellas es la Fundación Zagatka, de la que Felipe VI no sabía nada cuando The Telegraph informó de ella, y así lo explica el comunicado: "Su Majestad el Rey desconoce por completo totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario de dicha Fundación. En todo caso, de ser cierta su designación como beneficiario de la citada Fundación, resultaría de aplicación el apartado 2 de este comunicado", haciendo referencia a la renuncia a la herencia.
De lo que sí tuvo conocimiento es de la Fundación Lucum', y así actuó Felipe VI: "En relación con las noticias aparecidas sobre la entidad denominada 'Fundación Lucum', se hace constar lo siguiente: Mediante carta de fecha 5 de marzo de 2019, dirigida a la Casa de S.M. el Rey por el despacho de Abogados Kobre&Kim (U.K.), Su Majestad el Rey tuvo conocimiento -sin ninguna justificación documental-, de su supuesta designación como beneficiario de la 'Fundación Lucum', desde el momento en el que se produjese el fallecimiento de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos". De esta forma se fecha como el martes 5 de marzo de 2019 como el día en el que Casa Real tuvo conocimiento de las acciones del Emérito.
Renuncia a todo para protegerse
"Ante esa información, Su Majestad el Rey adoptó preventivamente las siguientes decisiones: Primera. Trasladar copia de dicha carta a S.M. el Rey Don Juan Carlos, así como a las autoridades competentes. Segunda. Que la Casa de S.M. el Rey comunicase al citado despacho de abogados, que ni Su Majestad ni Su Casa tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los presuntos hechos que mencionaba, -por lo que carecía de toda justificación lícita su involucración en los mismos-, ni designaría representante legal para iniciar negociación alguna con el citado despacho de Abogados sobre los hechos descritos. Dicha comunicación se llevó a cabo mediante escrito de fecha 21 de marzo de 2019". Habían pasado dos semanas y así actuó la Corona para protegerse.
"Tercera. Comparecer ante Notario, el 12 de abril de 2019, para manifestar que ha dirigido una carta a su padre, el Rey Don Juan Carlos, a fin de que si fuera cierta su designación o la de la Princesa de Asturias como beneficiarios de la citada Fundación Lucum, dejara sin efecto tal designación, manifestando igualmente que no aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad, renunciando asimismo a cualquier derecho, expectativa o interés que, aún sin su consentimiento o conocimiento, pudiera corresponderles ahora o en el futuro en relación con la Fundación Lucum". La Institución actuó así para renunciar a aparecer en esta fundación y a recibir dinero alguno cuya procedencia era dudosa.
"Cuarta. Asimismo, y en el mismo acto notarial, y además de lo anterior, manifestó no haber tenido conocimiento ni prestado consentimiento a participar, en nombre propio o en representación de terceros, en particular de su hija, en ningún activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad pudieran no estar en plena y estricta consonancia con la legalidad o con los criterios de transparencia,integridad y ejemplaridad que informan su actividad institucional y privada. Y en la hipótesis de que, aun sin su consentimiento ni conocimiento, hubiera sido unilateralmente designado como heredero, legatario o beneficiario en relación con cualesquiera activos inversiones o estructuras, manifestó no aceptar participación o beneficio alguno en dichos activos y renunciar a cualquier derecho, expectativa o interés que pudiera corresponderles en el futuro". El objetivo era proteger el presente de la Corona y también el futuro. La Princesa de Asturias estaba implicada sin saberlo, al igual que el Rey Felipe, con el consiguiente escándalo si no se hubiera tomado medidas.
Nada cambió en ese momento, pero todo lo hizo. Los Reyes Felipe y Juan Carlos coincidieron públicamente en el encuentro COTEC Europa 2019 el 7 de mayo de 2019 en el Teatro San Carlos de Nápoles. Con la Reina Letizia no hubo encuentros oficiales, pero sí oficiosos cuando toda la Familia Real y la Familia del Rey le visitaron debido a su operación de agosto de 2019. Antes de todo ello se anunció la salida de los actos oficiales del Rey Juan Carlos, que se despidió en junio de 2019 cuando se cumplían 5 años desde su abdicación. Su salud y sus escándalos pesaban, pero también la sombra de lo que el Rey había descubierto en marzo de 2019. Era mejor que se retirara él por voluntad propia a la humillación de tener que echarle cuando se descubriera todo. Así al menos solo ha tenido que retirarle la asignación, que no es poco.