Juan Gómez-Acebo falleció el 12 de agosto de 2024 en Mallorca, donde se encontraba pasando unas vacaciones de verano en casa de su hermana Simoneta Gómez-Acebo, una propiedad que adquirió a sus hermanos tras la muerte de la Infanta Pilar. Aquel lugar fue siempre un refugio familiar estival, y el Vizconde de la Torre, que sabía que se encontraba en el final de su vida, quiso pasar allí su último verano.
Su muerte pilló por sorpresa a casi todo el mundo, pero no a sus familiares y amigos, que sí sabían que sufría un cáncer que acabó con su vida a los 54 años. El shock fue mayor porque tan solo 5 meses antes había muerto su hermano pequeño, Fernando Gómez-Acebo. Y fue precisamente poco después del funeral del hijo menor de la Infanta Pilar cuando Juan Gómez-Acebo descubrió que estaba enfermo.
Tras su muerte, sus restos fueron velados e incinerados en Mallorca, donde apareció a la Reina Sofía en el tanatorio apoyando a sus sobrinos. En principio la idea era que sus cenizas fueran enterradas el 15 de agosto de 2024, pero al ser época de vacaciones y con muchos familiares y amigos lejos, entre ellos el Rey Felipe, trasladaron el entierro y funeral al domingo 8 de septiembre de 2024 para que pudiera acudir el mayor número posible de seres queridos de Juan Gómez-Acebo.
Así, en la mañana del domingo 8 de septiembre tuvo lugar el entierro de los restos mortales del Vizconde de la Torre en el panteón familiar de los Gómez-Acebo en el cementerio de San Isidro de Madrid, donde ya descansaban sus padres, la Infanta Pilar y Luis Gómez-Acebo, y su hermano Fernando.
A la despedida acudieron la exmujer y el único hijo del fallecido. Winston H.Carney y Nicolás Gómez-Acebo, que residen en Estados Unidos, viajaron a Madrid para dar el último adiós al Vizconde de la Torre, título que puede reclamar Nicolás.
No faltaron los tres hermanos que le han sobrevivido, Simoneta, Beltrán y Bruno Gómez-Acebo. La primogénita de los Duques de Badajoz llegó en coche, mientras que Beltrán Gómez-Acebo apareció andando y en solitario. También entró a pie Bruno Gómez-Acebo, aunque él lo hizo acompañado de su esposa, Bárbara Cano. A la salida del entierro se vio a Andrea Pascual, mujer de Beltrán Gómez-Acebo, así como a su hijo Juan, que iba de la mano de su padre.
Estuvieron también los tres hijos de Simoneta Gómez-Acebo, Luis, Pablo y María Fernández-Sastrón, así como la exmujer y los dos hijos mayores de Beltrán Gómez-Acebo. Laura Ponte llegó con Luis Felipe y Laura Gómez-Acebo al entierro de su excuñado y tío, respectivamente, algo que no extrañó teniendo en cuenta que pese a haberse divorciado de Beltrán Gómez-Acebo, la exmodelo ha mantenido siempre una relación muy cercana con la que fue su familia política. Asimismo, Nadia Halamandari acudió con su hijo Nicolás, vástago también del fallecido Fernando Gómez-Acebo.
Otros de los presentes fueron Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Pedro López-Quesada, que una semana y un día después de reunir a parte de la familia para la boda de su hija Victoria López-Quesada, volvieron a dejarse ver para despedirse de su primo y arropar a los Gómez-Acebo en un momento tan difícil.
Alexia de Grecia acompañó a la Infanta Cristina
Y por supuesto, los Borbón y Grecia. Se esperaba la presencia del Rey Felipe VI, y efectivamente así ha sido. El Monarca apareció caminando y con gafas de sol, seguido de su escolta. Por su parte, la Infanta Cristina llegó en un coche que conducía su hijo Miguel Urdangarin.
En el vehículo viajaba como copiloto Pablo Urdangarin, que tras haber disputado el día anterior un partido de balonmano tuvo permiso para viajar a Madrid al entierro de su tío segundo, así como Alexia de Grecia, sentada en uno de los asientos traseros junto a su prima, la Infanta Cristina.
La hija de Constantino y Ana María de Grecia no tenía parentesco con el fallecido, pero siempre ha disfrutado de una relación muy cercana con sus primos españoles, en particular con la Infanta Cristina, y por supuesto conocía perfectamente a Juan Gómez-Acebo. Por ello quiso acudir a su entierro y apoyar a los Gómez-Acebo.
Por otro lado, aunque a la entrada del cementerio no se pudo fotografiar a Irene Urdangarin, que no llegó a San Isidro en el mismo vehículo que su madre, sus hermanos y su tía Alexia, sí se captaron imágenes de ella a la salida del entierro. La hija menor de la Infanta Cristina abandonó el cementerio en el mismo coche que su familia, con Miguel Urdangarin nuevamente conduciendo, y con Pablo Urdangarin en el asiento de atrás tras haber cedido su plaza a su hermana.