Cuando supo que a su primo le quedaba poco tiempo de vida, Don Felipe le visitó en Mallorca para poder decirle adiós.
Juan Gómez-Acebo sabía que estaba enfermo. El Vizconde de la Torre tenía cáncer, y desgraciadamente ya poco se podía hacer por él. Así, decidió dejar Miami, donde vivía con su pareja, Teresa Véret, para volver a España y estar cerca de su familia y lo mejor cuidado posible.
Allí, sus seres queridos se desvivieron por el segundo hijo de la Infanta Pilar, que pese a que ya se encontraba mal, quiso trasladarse en verano a Mallorca. La isla balear fue el lugar de veraneo de la Infanta Pilar y su familia, y lo ha seguido siendo para algunos de sus hijos y nietos. Mallorca ha sido especial para los Gómez-Acebo, y por eso, el Vizconde de la Torre quiso pasar allí sus últimos momentos.Finalmente falleció el 12 de agosto de 2024 a los 54 años. Lo hizo en Mallorca, donde fue incinerado un día más tarde. El 15 de agosto de 2024 tiene lugar su entierro en el panteón familiar de los Gómez-Acebo en el cementerio de San Isidro de Madrid, un acto al que no puede acudir Felipe VI al encontrarse en esas fechas en la República Dominicana para la Toma de Posesión del Presidente electo, Luis Abinader.
Los primos se despidieron en Mallorca
Sin embargo, los primos pudieron despedirse. Como señala Carmen Duerto en El Debate, al saber que estaba ya tan enfermo, Don Felipe, que pasó unos días en Mallorca antes de viajar a París para apoyar a los deportistas españoles que participaron en los Juegos Olímpicos, le visitó.
El Rey pasó un tiempo con su primo hermano Juan, que tenía casi dos años menos que él, y pudo decirle adiós. Ambos sabían que seguramente sería la última vez que se verían. Y aunque la muerte de su primo le pilló de vacaciones privadas y no puede ir a su entierro, le quedó el consuelo de haber podido decirle adiós. Además, es probable que se celebre más adelante una misa funeral en su memoria, como ocurrió con su hermano Fernando Gómez-Acebo, y ahí estará sin duda Felipe VI.