El Rey Juan Carlos I evita cualquier referencia a su familia tras su año más difícil. Palabras genéricas de responsabilidad, unidad de la nación y apoyo para salir de la crisis conforman su discurso.
Por tercer año consecutivo, el Rey Juan Carlos I de España ha afrontado su discurso de Navidad más delicado. Si hace tres años hacía mención a los comienzos del caso Urdangarín de manera directa, este 2013 se salda con la imputación fugaz de la Infanta Cristina y su múltiples visitas a quirófano. En esta ocasión, y como ya hiciera el año pasado, no ha habido ninguna mención directa a sus problemas familiares."Asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad", es la frase genérica que ha empleado al finalizar su discurso tras invitar "a las fuerzas políticas a que superen sus diferencias".
El Rey no piensa abdicar
En un discurso tras una mesa y sin ninguna foto familiar, el Rey ha dejado clara su intención de seguir al frente de la Corona: "Quiero transmitiros como Rey de España mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional".
Don Juan Carlos ha realizado una defensa de la Constitución contra la escalada independentista en Catalunya: "Nos ha proporcionado el periodo más dilatado de libertad, convivencia y prosperidad de toda nuestra historia". Eso sí, ha reconocido la necesidad de "avalar" la actualización de los "acuerdos de convivencia".Un recuerdo para las víctimas del terrorismo, los emprendedores, inmigrantes y trabajadores públicos han completado el discurso del monarca. "Os invito a todos a recuperar la confianza en nosotros mismos", ha añadido. "España es una nación por la que merece vivir y luchar".