El 8 de septiembre de 2022, Reino Unido no solo vivió el fallecimiento de la Reina Isabel II, una de las figuras clave del siglo XX y XXI, sino que también de forma inmediata asistió al ascenso al trono de su primogénito, el hasta entonces Príncipe Carlos de Gales, que reinará con el nombre de Carlos III. Desde el mismo momento en que se produjo la muerte de su madre, dejó de ostentar la condición de eterno heredero de la Corona británica, a la espera de la proclamación real del 10 de septiembre en el que sería reconocido como tal por parte del Gobierno y anunciado en una ceremonia pública en el Palacio de St James, en Londres.
Con Carlos III sentado en el trono de Reino Unido y en el resto de 14 estados en los que también es Jefe de Estado, como Canadá o Australia, se produjo un cambio en la línea de sucesión, ya que de forma inmediata su primogénito pasó a convertirse en el heredero al trono. El Príncipe Guillermo, hasta entonces Duque de Cambridge, se convertía en el sucesor natural de su padre y, con ello, heredaba también parte de sus títulos, como así son los de Duque de Cornualles, Duque de Rothesay, Conde de Carrick y Señor de las Islas. La obtención de estas distinciones es automática, pero no ocurre lo mismo con el Principado de Gales.
El Príncipe Guillermo de Gales, heredero al trono
Durante el primer discurso ofrecido a la nación como Soberano británico, el cual fue retransmitido el 9 de septiembre a las 18:00, hora local, el Rey Carlos III dedicó unas palabras a sus dos hijos, Guillermo y Harry. Respecto de su primogénito, la mayor sorpresa se vivió cuando el nuevo Soberano decidió anunciar que había otorgado el título de Príncipe de Gales a su sucesor, quien está llamado a sustituirle en el trono cuando llegue el momento.
Desde el mismo momento en que se ha hecho efectivo ese nombramiento, el hijo mayor del Rey Carlos III ha pasado a convertirse en Guillermo de Gales, la máxima distinción que su padre le podía otorgar. El primogénito del monarca se convierte en el príncipe número 23 de la larga historia de personajes que lo han ostentado a lo largo de los tiempos. Su padre, sin ir más lejos, sostuvo esta corona que su misma madre le impuso en una pomposa ceremonia el 1 de julio de 1969. Ahora, ha tenido que ceder la misma para optar por otra corona mayor: la de Rey de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Una nueva Princesa de Gales, con el recuerdo a Lady Di
Además de comunicar la noticia que muchos británicos esperaban, Carlos III también recordó en su histórico discurso que, con esta decisión, Reino Unido tiene una nueva Princesa de Gales, función que recae en Kate Middleton, esposa de su hijo Guillermo. El país recupera nuevamente esta distinción, que fue usada por última vez por la Princesa Diana, ya que la actual Reina consorte, Camilla Parker, prefirió no hacer uso de la misma cuando se casó hace 16 años con el entonces Príncipe de Gales, como señal de respeto a la legendaria Lady Di, optando por el de Duquesa de Cornualles.
La sociedad británica siempre ha visto en la Princesa Catherine, por todos conocida simplemente como Kate, la digna sucesora de su suegra Diana. Es por ello que, a diferencia de lo que hubiera ocurrido si la Reina Camilla hubiera utilizado la designación que por su matrimonio le correspondía, el pueblo acogerá con los brazos abiertos a la nueva Princesa de Gales, aunque con el recuerdo constante de la que fue, es y siempre será la princesa del pueblo.
El título de Príncipe de Gales se remonta al siglo XIV
Gales es uno de los reinos históricos que componen el Reino Unido, y se anexionó a Inglaterra tras su conquista y firma del Estatuto de Rhuddlan, rubricado en 1284. Años más tarde, concretamente en 1301, el Rey Eduardo I de Inglaterra llevó a cabo la creación del título de Príncipe de Gales, con la finalidad de otorgárselo a su heredero, el futuro Eduardo II.
A diferencia de los títulos de Duque de Cornualles, Duque de Rothesay, Conde de Carrick y Señor de las Islas, el de Príncipe de Gales es una distinción que otorga el monarca a su sucesor porque así voluntariamente lo decida, no es una obligación ni algo que se obtenga de forma natural o automática como sí ocurre con los otros en el momento en que nace el heredero o asume tal condición. De hecho, el Rey Jorge VI nunca otorgó a su hija, la futura Isabel II, el título de Princesa de Gales, ya que consideró que esta distinción solo correspondía a una consorte. Por tanto, tampoco es preceptivo que el heredero sea Príncipe de Gales para poder heredar el trono.