Esta resolución llega después de siete años de batallas legales. Böel reclamó en 2013, por primera vez en los tribunales, su parentesco con el Rey que se sentó en el trono de Bélgica durante 20 años, hasta su abdicación ese mismo año en su hijo Felipe. La hija de la aristócrata Sybille de Selys Longchamps, supuesta amante del Rey en los años 90, intentó incluso que sus hermanos se hicieran unas pruebas de ADN, pero lo único que recibió fueron negativas y evasivas por parte de la Familia Real.
Así comenzó una etapa llena de demandas por ambas partes hasta que, en 2019, Böel exigió una prueba de paternidad al Rey Alberto, quien debía pagar una suma de 5.000 euros diarios si se negaba a colaborar, según la sentencia del Tribunal de Casación. En mayo de ese año, Alberto de Bélgica accedió finalmente a someterse a las pruebas al ver que sus peticiones no prosperaban y, como él mismo ha confirmado, han resultado positivas: Böel es la hija ilegítima del Rey Alberto II de los Belgas.
"El Rey Alberto ha decidido poner fin con honor y dignidad a este doloroso proceso", afirma el comunicado sin disculpa alguna por haber obstaculizado el reconocimiento de su vínculo familiar. Asimismo, Alberto de Bélgica ha dejado claro que no quiso interponerse en la relación entre Delphine Böel y su padre legal, Jacques Böel, que la crió como una hija, por lo que no se involucró "en ninguna decisión familiar, social o educativa". Tras acudir a los Tribunales, Jacques Böel decidió desheredar a la que consideraba parte de su familia. "Más de cuarenta años después, la señora Delphine Boël ha decidido terminar su vínculo afectivo con su padre y cambiar de familia. Y eso a través de un proceso largo, doloroso y que se ha revelado como judicialmente contradictorio", ha declarado Alberto de Bélgica en dicho texto sin comprender la necesidad de Böel de demostrar su lazo de sangre con él. El Rey también ha lamentado que no se "haya respetado la vida privada de ambas partes".
Una vez admitida la paternidad, se tiene que determinar cuales son las consecuencias, tanto económicas como de influencia. Esclarecidas las dudas en la monarquía belga, Böel no podrá alcanzar ningún poder real, sin embargo, podría ser la heredera de una jugosa fortuna. Tampoco accederá a la línea sucesoria, dado que la Constitución establece que solo los descendientes "directos, naturales y legítimos" heredan esos poderes. Por otra parte, será necesario cambiar los libros de Historia de Bélgica: desde ahora, Alberto II es padre de cuatro hijos.
La biografía que lo destapó todo
Los rumores sobre la posible hija ilegítima de Alberto de Bélgica surgieron cuando salió a la luz una biografía no autorizada de la esposa del Rey, la Reina Paola, publicada en 1999, donde revelaba que este había tenido una hija fuera de su relación en los años sesenta, pero su identidad nunca había sido confirmada. Fue entonces cuando Delphine Böel reclamó su filiación, conocedora del apasionado romance entre su madre Sibylle de Sélys Longchamps y el entonces Príncipe Alberto. No obstante, su intromisión en la Monarquía fue entendida como interesada y quizás buscando más fortuna que encontrar a su padre.
Por ello, Böel publicó en 2008 una biografía en la que profundizaba en la relación que mantuvieron durante años el Rey y su madre. En ella, explicaba cómo la aristócrata le reveló la identidad de su verdadero padre. Por su parte, el Monarca nunca dio evidencias de querer formar parte de la vida de la que es su cuarta hija. El único momento que encajaba con la versión de Longchamps fue cuando en el discurso de Navidad de 1999, tras destaparse la biografía no autorizada, Alberto II de Bélgica reconoció que su matrimonio con la Reina Paola atravesaba una mala época.