Un gran alboroto por acercarse a Urdangarin
Así, y como ahora cuenta Pilar Eyre en Lecturas, parece que esas visitas a la Iglesia dieron de qué hablar. Al entrar, muchos fueron los susurros escuchados y las cabezas que se giraban para presenciar quién había entrado. Sin embargo, el mayor revuelo ocurrió cuando el sacerdote pidió a los presentes que se diesen "la paz", en el que los fieles se profesan amor mutuo. Entonces Urdangarin besó a sus familiares y el resto de feligreses quisieron darle su apoyo acercándose para abrazarle o expresar ánimos. Finalmente, el sacerdote tuvo que poner orden.
Para Iñaki Urdangarin, la religión ha sido uno de sus apoyos fundamentales en estos momentos tan duros, por lo que no podía dejar de asistir a esta ceremonia, en una Iglesia muy familiar para él. Además, en Vitoria se ha sentido muy arropado tanto por su gente más cercana como por ciudadanos, algo que no le sucedía en la ciudad donde vivió durante muchos años, Barcelona. Allí el ambiente era mucho más hostil para él, por lo que incluso evitaba salir a la calle en muchas ocasiones.