Las Monarquías, todas ellas, son imagen. Las Casas Reales deben gozar de prestigio en su propio país, que es al que sirven y al que representan, pero su éxito debe traspasar sus fronteras. Cuanto más conocidos, para bien, más relevantes serán y más útiles se les verá. Eso sí, la fama no siempre es positiva y para los royals, eso de 'que hablen de ti aunque sea mal', no debería aplicarse.
La Familia Real Británica es la más famosa del mundo, para bien y para mal. A ello han contribuido unos escándalos que parecen no tener fin y que en los últimos años de reinado de Isabel II y los primeros de Carlos III estuvieron principalmente en manos del Príncipe Andrés y su caída en desgracia por el Caso Epstein y la salida de la Casa Real Británica del Príncipe Harry y Meghan Markle y todo lo que ha traído, como una docuserie en Netflix, las memorias del Duque de Sussex o dos libros de Omid Scobie.
El primero de ellos, llamado en España 'Meghan y Harry. En libertad', por el que el citado periodista y la coautora, Carolyn Durand, concedieron una entrevista a Bekia que puedes ver en este vídeo, hablaba del Sussexit y ofreció detalles sobre la historia de amor de Harry y Meghan, sobre su relación con el resto de la Familia Real Británica y explicaba su salida de la Casa Real Británica. El segundo, llamado 'Endgame', va más allá y hace un retrato de algunos miembros de la Familia Real Británica que seguramente no les va a gustar.
Uno de ellos es el Príncipe Guillermo, al que se muestra como sediento de poder, en el sentido de que ha abrazado con ganas su papel como Heredero y ansía una corona que llegará a la muerte de su padre, Carlos III, salvo una abdicación que no se contempla. En las páginas del libro se le describe como un hombre duro, con un fuerte temperamento y que ha heredado "la firmeza del Príncipe Felipe a la hora de proteger la Corona". De sobra es conocido que Isabel II reinó durante 70 años, pero su marido, el Duque de Edimburgo, fue el jefe de la familia y el hombre fuerte de la Casa Real Británica, un papel heredado no por su hijo, sino por su nieto.
Crítico con su padre como Rey
No es algo malo que sea firme y que defienda la Corona, es algo lógico, pero lo que no le deja en buen lugar es en lo que según las fuentes que señala el libro, no tenga la mejor opinión de su padre como Rey. Es precisamente la forma de abordar la caída en desgracia del Duque de York lo que se cuenta en el libro.
Ya se dijo que el más beligerante con el Príncipe Andrés había sido el Príncipe de Gales, entonces Duque de Cambridge, que quería ir más allá cuando parecía que la acusación de Virginia Giuffre contra el Duque de York por abuso sexual iba a acabar en un juicio. Omid Scobie da por buena esta teoría y señala que el Príncipe Guillermo sintió que Isabel II iba a ser blanda con su hijo salvo que él le expresara directamente sus preocupaciones sobre cómo no hacer nada podría poner en jaque a la Corona.
Sabía que la Reina iba a querer proteger a su hijo, y que incluso Carlos, que ha tenido sus más y sus menos con su hermano, también iba a sufrir por él. Sin embargo, al Príncipe Guillermo no le tembló la mano en ningún momento y se puso a trabajar con su secretario privado para desterrar del todo a su tío. El Heredero, que entonces no lo era, se reunió con la Reina y su persona de confianza en Windsor. Tras la conversación, que duró una hora, Isabel II llamó a su hijo Carlos a Escocia para decirle que debían retirar al Príncipe Andrés de sus honores militares y sus patrocinios reales.
De acuerdo con el libro, al Príncipe Guillermo le resultó desconcertante que su padre no tuviera mano firme con este asunto. De hecho, una fuente cercana a Carlos III afirma que pasó noches en vela preocupado por los problemas de su hermano Andrés. Tanto es así que aunque se le despojó de muchas cosas, ni se le ha quitado una residencia real, de hecho se le ofrecía Frogmore Cottage en lugar del Royal Lodge y al final se le permitió quedarse donde estaba, ni el apoyo financiero.
No pasará lo mismo cuando reine Guillermo, que según el autor, "aunque el Rey Carlos, hasta ahora, no ha mostrado ninguna inclinación a dejar definitivamente de apoyar a su hermano, Andrés no puede pensar que Guillermo le apoyará de la misma manera. Y es precisamente el reinado de lo que habla también este libro. Otro de los bombazos de 'Endgame' señala que el Príncipe de Gales no ve a Carlos III demasiado competente como Monarca y que cuando él lo sea, se parecerá más a su abuela como Reina que a su padre.
Una fuente asegura que Guillermo admiraba la neutralidad de la Reina, algo que no ha demostrado Carlos, que padre e hijo no están de acuerdo en todo y que el heredero ve a su padre como un "rey de transición que está ahí para allanar el camino para cuando él suba al trono. Pero la desconfianza sería mutua. Siempre se ha hablado de los celos y la competencia entre palacios, lo que ha continuado en tiempos de Carlos III.
El autor señala que padre e hijo luchan por ser el centro de atención y que el Príncipe Guillermo ansía una corona que Carlos III no está dispuesto a transmitir antes de tiempo. 'Endgame' señala que el Monarca es "un obstinado excéntrico que ha pasado la mayor parte de su vida esperando y planeando su subida al trono, incluso a costa de sus relaciones con sus propios hijos".
Fue heredero durante 70 años y por popular que sea su hijo, quiere marcar la diferencia en su reinado. Por su parte, el Príncipe Guillermo no desea ser un sucesor invisible, como no fue un Duque de Cambridge apartado, aunque eso implique una mayor competición entre palacios. Quizás deberían pensar que ambos tienen un objetivo común y que remar en la misma dirección siempre es mejor que competir.