Después de 96 años de vida, 70 de ellos sentada en el trono, Isabel II de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte murió el 8 de septiembre de 2022. Con su fallecimiento, automáticamente su primogénito ha heredado su corona, el tesoro más preciado que su madre le podía legar, aunque no es lo único que podría obtener en el momento en que se lleve a cabo el reparto del resto de sus bienes. El Rey Carlos III es quien presenta una mayor ventaja a la hora de proceder a la repartición de la inmensa herencia que deja la Reina, la cual está conformada desde por palacios, castillos y valiosas joyas, hasta colección de animales como ballenas, delfines o cisnes, así como también una cuantiosa suma de millones de libras que nadie conoce realmente con exactitud.
Uno de los secretos mejor guardados de la Familia Real británica es el capital que atesora, ya que en varias ocasiones se ha llegado a afirmar que los Windsor son poseedores de una de las fortunas más importantes del mundo. Sin embargo, la transparencia financiera no es uno de los puntos fuertes de la Corona británica. Tal y como se llegó a dar a conocer, la propia Isabel II pudo presionar al Gobierno liderado por Edward Heath en 1973 para que no saliera adelante una ley que les obligase a publicar la cantidad de dinero con la que cuentan. Medios británicos estiman que la fortuna personal de la Soberana podría abarcar desde los 180 millones de libras hasta los 350 millones de libras, cifra que asegura el 'Sunday Times'.
Así se repartirá la herencia de Isabel II
El reparto de la herencia de Isabel II es uno de los temas más comentados desde que se anunció su fallecimiento. Sin embargo, para llegar a conocer el alcance de cómo tendrá lugar dicho reparto, hay que aclarar que cuenta con dos partes bien diferenciadas; en primer lugar, la Soberana, como cualquier ciudadano, disponía de un patrimonio privado, el cual podrá haber determinado en testamento cómo desea que se reparta entre sus herederos, como haría cualquier otro británico. Dentro de estos bienes se encontrarán sus inversiones o, sin ir más lejos, los 93 millones de libras de heredó de su madre, la Reina María.
Por otra parte, están todos aquellos bienes que se encuentran ligados a la Corona británica, los cuales no eran propiedad de Isabel II, sino que pertenecen a la propia institución y automáticamente han pasado a estar en manos de Carlos III tras su proclamación, sin que ella pudiera negarse o modificarlo en su testamento. Además, cabe destacar que a la hora de heredar el Rey no deberá pagar el 40% de impuesto de sucesión que se aplica a herencias que superan las 325.000 libras, un privilegio que se encuentra vigente desde 1993 cuando se lega de soberano a soberano y cuya finalidad es evitar que se vea reducido el patrimonio real.
¿Qué ingresos de la Reina pasan Carlos III?
La Monarquía británica es una de las más caras del mundo, dado el esplendor que siempre acompaña a cada uno de sus actos, pero buena parte de esta pompa es financiada por parte de la propia Casa Real. Para ello, durante los más de 70 años que Isabel II ha estado sentada en el trono de Reino Unido, sus ingresos provenían de tres fuentes diferentes: la Subvención Soberana, el Privy Purse y sus desconocidas inversiones privadas. Respecto de la primera, se refiere al salario que otorga el Estado al Monarca para que pague gastos de seguridad, viajes de estado, salarios del personal o mantenga los sitios reales, un sueldo que ascendió en 2021 a 85,9 millones de libras, siendo un derecho que ahora adquiere Carlos III.
Por su parte, el Ducado de Lancaster, que abarca 18.700 hectáreas, es parte del legado personal del titular de la Corona, y todas sus rentas, conocidas como Privy Purse, tienen la finalidad también de contribuir al mantenimiento de los gastos que genera la actividad de la Familia Real, siendo ahora titularidad del nuevo Rey de Reino Unido. Del mismo modo, no hay que olvidar los bienes privados que poseía Isabel II, como inversiones inmobiliarias, derechos o acciones en empresas. Todo ello también suponían ingresos para ella, los cuales también forman parte de la herencia que a su muerte se repartirá, aunque, tal y como ya hemos avanzado anteriormente, no tienen por qué acabar directamente en manos de su primogénito, dependerá de lo que establezca su testamento.
Los derechos sobre las propiedades de Crown Estate
Carlos III será también quien herede los derechos sobre los sitios reales, entre los que se encuentran el Palacio de Buckingham, el Palacio de Kensington o el escocés Palacio de Holyrood. Todas estas residencias forman parte de la Crown Estate, la compañía que desde 1760 gestiona la colección de tierras y propiedades que corresponden al Monarca británico. La titularidad de todos estos bienes es del Estado, cediéndosela para sus actos de representación o su uso y disfrute, como así ocurre con Patrimonio Nacional en el caso español.
Dentro de Crown Estate, se incluyen propiedades tan curiosos como el famoso el hipódromo de Ascot, Windsor Great Park -con la salvedad del castillo, no incluido en la compañía-, más de la mitad de la costa británica o la londinenses Regent Street, entre otros. Sin embargo, una de las peculiaridades es que actualmente el 25% de los beneficios que genera Crown Estate corresponden directamente al Monarca, un derecho que ahora hereda Carlos III de su madre y que se reducirá en 2028 al 15%. No obstante, este porcentaje es realmente la Subvención Soberana anual que recibe el Rey, no un ingreso que su sume al anteriormente ya comentado.
Desde delfines y ballenas hasta las joyas de la Corona
Además del derecho al uso y disfrute de las propiedades incluidas en Crown Estate, el nuevo Rey de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte también deberá hacerse cargo de 32.000 cisnes y un número indeterminado de ballenas, delfines y esturiones. Desde hace ocho siglos, toda esta fauna que habita en libertad en las aguas del país cuenta no solo con la protección de la Corona, sino que también es considera de su propiedad. No son pocos los que se sorprenden con esta herencia que percibe Carlos III que se remonta al siglo XII y cuya finalidad fue preservar su supervivencia, evitando así la caza furtiva y la posible desaparición de estas especies.
Posiblemente, una de las preguntas más repetidas desde la muerte de Isabel II es la de quién heredará las valiosas joyas que siempre ha lucido. Nuevamente, hay que diferenciar entre las joyas personales, las cuales heredará su familia como ella haya estipulado en el testamento, mientras que las que pertenecen a la Corona son un fideicomiso del pueblo británico; estas últimas conforman una colección de más de 300 piezas que se custodian entre la Galería de la Reina de Buckingham Palace y la Torre de Londres.
Todas las joyas de la Corona pasan a manos del sucesor, Carlos III. El nuevo Rey lucirá algunas de estas piezas, como es el caso la Corona de San Eduardo, con la que se le coronará oficialmente como Monarca de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en el momento en que se lleve a cabo esta ceremonia en la Abadía de Westminster. Del mismo modo, su esposa también tendrá derecho a utilizar piezas del joyero real; sin ir más lejos, el día de la coronación también se le impondrá a la Reina Camilla una corona, seguramente la conocida como 'Corona de la Reina Madre', utilizada por la madre de Isabel II y vista por última vez sobre su ataúd el día de su funeral. Además, la consorte del nuevo Rey también lucirá las históricas tiaras en cenas de gala u otro tipo de actos.
La desconocida herencia privada de Isabel II
Una vez que se ha esclarecido que los bienes públicos de la herencia de Isabel II pasan a manos del nuevo titular de la Corona británica, es decir, el Rey Carlos III, el verdadero secreto se encuentra en conocer quiénes serán los beneficiarios de su herencia privada, algo que constará en el testamento de la propia Reina. Aunque las leyes británicas exigen que el testamento de cualquier ciudadano debe tener un acceso público, la Familia Real viene esquivando esta obligación desde 1911, cuando la Reina María de Teck, abuela de Isabel II, consiguió esta prerrogativa.
Este privilegio de la Corona británica ha permitido que desde entonces haya más de 33 testamentos de miembros de la realeza que no hayan visto la luz. Sin ir más lejos, el del Príncipe Felipe de Edimburgo no se dará a conocer hasta que transcurran 90 años desde su fallecimiento. Con toda probabilidad, algo similar ocurrirá con la Reina y la ciudadanía se quedará sin saber cómo la Soberana ha decidido repartir la fortuna privada de 495 millones de euros que según 'Forbes' acumuló a su muerte.
Dentro de la herencia personal de Isabel II, se encuentran precisamente el Castillo de Balmoral en el que falleció o Sandringham Estate, dos propiedades cuyo origen se remonta a la era victoriana. Además, la Reina también era propietaria de cuadras de caballos sementales que le reportaban importantes beneficios económicos. Igualmente, disponía de una flota de coches de lujo, una exquisita colección pictórica privada y valiosas joyas que de forma privada adquirió y lució en diversas ocasiones. También hay que sumar la herencia que recibió de su madre e inversiones inmobiliarias y empresariales, pero si una cosa queda clara es que el reparto de todo ello será un misterio.