Cercana a la Infanta Margarita
De todo hay. Los Soria han estado siempre muy cerca de los Badajoz. Las Infantas Pilar y Margarita han sido una piña toda la vida. Si bien es cierto Doña Pilar y Don Juan Carlos se llevaban muy bien de niños, la marcha del que sería Juan Carlos I a España en 1948 unió más a las hermanas, que se quedaron en Estoril con los Condes de Barcelona mientras los varones habían partido a ese país tan cercano y tan lejano al mismo tiempo que era el suyo. Tanto una como la otra acabaron casadas con españoles y viviendo en Madrid, y aunque como muchos hermanos, cada uno ha hecho su vida de forma independiente, siempre han estado cerca. Por los sobrinos Zurita siempre ha sentido mucho cariño, sobre todo por María Zurita, con la que hay más constancia de que ha habido buena relación.
Relación irregular con el Rey Juan Carlos
Los años fueron pasando, y si Juanito no tenía claro qué pasaría con él, si sería Rey o no sería nada, el Conde de Barcelona fue molestándose con su vástago ante lo que veía como una usurpación. Tenía que ser él quien reinara antes que su hijo, y eso tenían que tenerlo claro desde Juanito, hasta Franco. La tensión era manifiesta, y la Infanta Pilar se colocó del lado de su padre antes que de su hermano. Mientras, a Don Juan Carlos no le quedaba otra que trabajar por la restauración de la Monarquía en España, llegando a recordar a su padre que aunque le respetaba a él como padre y como Jefe de la Casa Real, lo importante era la dinastía y no la persona. Finalmente, el dictador nombró sucesor a título de Rey a Don Juan Carlos en 1969. Juanito logró que su padre se enterara por él. El cisma era evidente, pero al final, con el paso de los años, y sobre todo desde que en 1977 Don Juan renunció a sus derechos sucesorios en favor de Juan Carlos I, padre e hijo fueron acercándose. También lo hicieron los hermanos, que se reunían en comidas, cenas y cumpleaños familiares.
Las Infantas Pilar y Margarita no eran nadie, por así decirlo, con todo lo bueno y todo lo malo que eso implica. Aunque nunca han tenido agenda oficial, sí se les ha permitido asistir de forma concreta a cenas de gala con motivo de visitas de mandatarios extranjeros o a determinados actos en los que su presencia tenía sentido. Previamente legitimó sus títulos. El Conde de Barcelona había otorgado a su primogénita el Ducado de Badajoz con ocasión de su boda con Luis Gómez-Acebo en 1967. Por el Decreto 758/1967, de 13 de abril, Franco autorizó a Doña Pilar a usar la dignidad nobiliaria, siendo después reconocida por el Rey Juan Carlos cuando subió al Trono en 1975. Mientras tanto, la Infanta Margarita tuvo que esperar hasta 1981 para que el Ducado de Soria fuera legitimado por el entonces Monarca.
Sin embargo, el verdadero reconocimiento llegó con el Real Decreto 1368/1987, de 6 de noviembre, sobre régimen de títulos, tratamientos y honores de la Familia Real y de los Regentes: "Las hermanas de Su Majestad el Rey, Don Juan Carlos I de Borbón, serán Infantas de España y conservarán el derecho al uso del tratamiento de Alteza Real vitaliciamente, pero no sus consortes ni hijos". De este modo, Doña Pilar y Doña Margarita eran Infantas de pleno derecho.
Don Juan Carlos y Doña Pilar siempre se entendieron, y superados los enfrentamientos por el Trono entre padre e hijo en los que las hermanas llegaron a verle como un usurpador, la Duquesa de Badajoz se encargó de que la familia estuviera lo más unida posible. La casa de Puerta de Hierro de la Infanta Pilar siempre estaba abierta para Juan Carlos I, que encontró en los Gómez-Acebo unos afectos que no siempre tenía en La Zarzuela, muchas veces por las tensiones causadas por su tormentoso matrimonio con la Reina Sofía. Además, cuando murió el Duque de Badajoz en 1991 y Doña Pilar se vio en ciertos apuros económicos, no dudó en ayudarla aprovechando su poco recomendable amistad con Mario Conde. "Mi hermano siempre se ha ocupado de nosotras, de las dos", llegó a declarar la Infanta Pilar. La vejez, los problemas de salud y la abdicación unieron todavía más al Rey Juan Carlos con la Infanta Pilar, que se apoyaron en público y en privado. La muerte de Doña Pilar el 8 de enero de 2020 llenó de dolor a Juan Carlos I, que decía adiós por segunda vez a un hermano.
Reconciliación con la Reina Sofía
La Infanta Pilar pronunció estas palabras sobre la Reina Sofía en presencia de la periodista Carmen Duerto: "La quiero y la aprecio muchísimo. Ella ha aguantado mucho y es una magnífica mujer. Ustedes se han inventado la rivalidad. Discutir hemos discutido muchísimo, pero nunca nos hemos llevado mal". Con estas declaraciones, se terminaban los rumores de una mala relación entre las cuñadas.
Lo cierto es que la Infanta Pilar, que nunca fue diplomática ni comedida, no quería airear trapos sucios, porque haberlos, los hubo. El Rey Juan Carlos siempre quiso mucho a sus hermanas, y por supuesto a sus padres, pero el enfrentamiento paternofilial por la Corona de España tensó las relaciones entre los Barcelona. Todos remaron a favor de Don Juan, mientras la Condesa de Barcelona medió entre padre e hijo y los Reyes Juan Carlos y Sofía formaron equipo en aras de conseguir que España fuera una Monarquía Parlamentaria con Juan Carlos de Borbón como Jefe del Estado una vez que Franco hubiera muerto. El tiempo dejó claro quién ganó y quién perdió.
Las relaciones entre todos ellos se fueron recomponiendo, pero la fractura del equipo Juan Carlos-Sofía provocó un acercamiento entre los hermanos y el alejamiento de las cuñadas. La Reina Sofía no perdonaba a las Infantas Pilar y Margarita lo mal que se lo hicieron pasar cuando les veían como usurpadores, y su trato tenía que ver con fiestas familiares a los que hay que acudir, y poco más. Todo lo contrario que los Grecia. La Reina Federica y la Princesa Irene pasaban temporadas largas en España, de hecho fue en Madrid donde falleció la madre de Doña Sofía en 1981. La Princesa Irene ha vivido media vida en La Zarzuela y ha logrado la nacionalidad española en abril de 2018. Por su parte, los Reyes Constantino y Ana María y sus hijos eran fijos en los veraneos en Mallorca. De los Badajoz y los Soria no había ni rastro en Marivent.
Dicen que el tiempo todo lo cura y así ocurrió con Doña Sofía y Doña Pilar. Entre las dos cuñadas hubo encontronazos y poca afinidad, más que nada porque ni sus gustos ni su carácter son parecidos. Además, cuando su matrimonio con Juan Carlos I iba mal por las infidelidades del que fuera Rey de España, la Infanta Pilar siempre se puso del lado de su hermano. Sin embargo, la avanzada edad de ambas y sobre todo los problemas de salud de la Duquesa de Badajoz las unieron. Cuando más delicada ha estado la Infanta Pilar, más cerca se ha encontrado la Reina Sofía. Se ha preocupado de ella estando en Mallorca y estando en Madrid y ha lamentado su muerte. Además, la Reina Sofía fue la que más apoyó públicamente el Rastrillo Nuevo Futuro, la gran obra de la Infanta Pilar, presidenta de honor de la Asociación Nuevo Futuro, que estuvo al pie del cañón durante 50 años. Ese espaldarazo nunca fue olvidado por la Infanta Pilar.
Su relación con sus sobrinos
Con sus sobrinos Borbón ha habido cierta química. Como ocurre en mucha familias, a los tíos se les trata más en la infancia y menos cuando ya son mayores. La Infanta Pilar se llevaba bien con el Rey Felipe y las Infantas Elena y Cristina, pero tampoco tenían un contacto diario.
A Doña Pilar le unía a la Infanta Elena su pasión por la equitación, heredada por ambas de la Condesa de Barcelona, además de un carácter Borbón que no siempre pueden entender quienes no cuentan con él. Con la Infanta Cristina tenía menos que ver, pero siempre fue una firme defensora de la presunción de inocencia de Iñaki Urdangarin y pidió que la prensa dejara un poco en paz a Cristina de Borbón. Además, les cedió su casa de la urbanización Sol de Mallorca, en Calvià, para que se alojaran cuando tuvieron que asistir al juicio del Caso Nóos en 2016. La Duquesa de Badajoz lo hizo encantada por apoyar a su familia, y ese favor no se olvidó, tanto que cuando murió no solo acudió a la capilla ardiente la Infanta Cristina, sino también su primogénito, Juan Urdangarin.
Con el Rey Felipe, más de lo mismo. Poco o nada tienen que ver en forma de ser porque Doña Pilar es más como el Rey Juan Carlos y la Infanta Elena, mientras que Felipe VI ha salido a Doña Sofía. Eso no quita para que haya tenido una relación normal entre tía y sobrino, además de haber tenido bastante química con sus primos Gómez-Acebo, sobre todo con Beltrán.
La Reina Letizia no tiene esa sintonía con los primos de Don Felipe, pero sí apreciaba a la Infanta Pilar. No se podría decir que se vieran mucho, más bien de Navidad en Navidad, sumado a si había actos a los que asistían todos, como los Premios Nacionales del Deporte o acontecimientos familiares relevantes, pero había encuentros. Con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, más de lo mismo, de hecho reconocía que las veía de año en año. Al final, unos más que otros, pero todos los Borbón echarán de menos a la Infanta Pilar.