Mucho más que la viuda de Botín
Desde muy pequeña demostró unas inusuales dotes para la música y especialmente para el piano. Por ello sus padres decidieron inscribirla en el Conservatorio de Bilbao con tan solo 5 años. Allí recibiría formación hasta los 15 años, cuando, tras obtener el Premio Fin de Carrera, viajó a Poitiers (Francia) para continuar perfeccionando su técnica.
Fueron años en los que su futuro parecía estar abocado a vivir a la sombra de su histriónico marido, pero una vez que sus seis hijos fueron mayores, la esposa de Botín decidió retomar su afición por la música. Aunque no como concertista, sino como creadora del Concurso Internacional de Piano de Santander en 1972. El mismo objetivo de apoyar a jóvenes pianistas la motivaría posteriormente a organizar, a partir de 1981 y en colaboración con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, unos cursos de verano dedicados a formar a los aficionados a esta disciplina musical en Santander.
Estas acciones fueron el germen de la Fundación Albéniz, cuya presidencia de honor ostenta la Infanta Margarita (gran melómana) y que dirige la propia Paloma O'Shea desde 1972. Se trata de una organización cultural privada cuyo objetivo es fomentar la educación musical en España y de la cual surge, en 1991, la creación de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.
La música: una afición compartida
No es casual que esta institución nacida con el objetivo de "dotar a España de un centro de alta formación profesional dirigido a los jóvenes músicos de talento" fuese amadrinado por la Reina Sofía. Y es que es de sobra conocida la extraordinaria afición que la madre de Felipe VI profesa por la música desde su juventud.
Durante sus años en el internado de Salem llegó a cantar en el coro, pero carecía de las dotes vocales para poder sobresalir en ello. Aún así, eso no la desanimó, puesto que en el hogar de la Familia Real Griega la música siempre estuvo muy presente mientras vivió el Rey Pablo I, padre de Doña Sofía. El soberano heleno sí tenía dotes para el piano (al igual que la Princesa Irene) y, al son de las teclas, llenó de melodías el Palacio de Tatoi durante años.
Era tal su afición que durante su muerte sonaba de fondo 'La Pasión según San Mateo' de Bach. Una pieza que a partir de ese momento se convertiría en la favorita de la Reina Sofía, quien suele preferir la música instrumental a la ópera y que se declara fiel admiradora de Zubin Mehta, el director de orquesta hindú de quien la Reina no se pierde una función.
Mehta es, de hecho, profesor asociado a la Escuela Superior de Música Reina Sofía, la institución que dirige Paloma O'Shea y cuya presidencia honorífica recae en la Reina Sofía. Desde 1991 ambas han trabajado codo con codo para hacer de este centro de formación un referente internacional, sin perderse ni una sola de sus reuniones, conciertos, entregas de premios o actos varios.
En todas estas ocasiones, la Reina y la Marquesa de O'Shea (titulo concedido por el Rey Juan Carlos en 2008) hacen gala de su compenetración, afecto mutuo y simpatía. Algo que se pudo comprobar en marzo de 2016, cuando los alumnos de la Escuela Superior de Música organizaron un concierto sorpresa con motivo del 80 cumpleaños de Paloma O'Shea. Para felicitarla personalmente, hasta allí se trasladaron la Reina Sofía, la Princesa Irene, la Infanta Margarita y su esposo, Carlos Zurita. La ocasión, sin duda, lo merecía.
Una escena que se repetiría en noviembre de 2018, cuando fue la Reina Sofía quien alcanzó las 80 primaveras. El centro musical que preside organizó un concierto en su honor y fue su amiga la encargada de recibirla a ella y al Rey Juan Carlos a su llegada al auditorio. Antes de darle tiempo a hacer la reverencia protocolaria, Doña Sofía no dudó en darle dos besos a Paloma O'Shea y, en cuestión de segundos, agarrarla del brazo para que posase ante los fotógrafos junto a ellos. Todos pudieron comprobar así la confianza que existe entre ambas.
Una relación que viene de lejos
Contrariamente a lo que podría parecer, la relación entre la Reina Sofía y Paloma O'Shea no nace como resultado de su trabajo en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, sino que se remonta a muchos años atrás. Concretamente a mediados del siglo XX, cuando debido a la amistad entre Emilio Botín padre y Don Juan de Borbón, era muy frecuente ver a los Condes de Barcelona en tierras santanderinas.
Era tan estrecha su relación que fue el banquero quien financió la luna de miel de Don Juan Carlos y Doña Sofía tras darse el 'sí, quiero' en 1962. Un viaje que les llevó por casi todo el mundo durante varios meses y en el que también contaron con la ayuda del armador griego Stavros Niarchos, quien les cedió su yate privado. Y es que los recursos de los que disponía la Familia Real Española en el exilio eran (aparentemente) escasos durante esos años.
Con el tiempo, la amistad de sus progenitores se hizo extensiva también a Emilio Botín y al Rey Juan Carlos. Los dos serían dos de las figuras más poderosas de la España contemporánea: uno como Jefe del Estado y otro como presidente de uno de los principales bancos del mundo. Ambos compartían además aficiones como el deporte en general, el golf, la Fórmula 1 y la caza.
Emilio Botín formó parte durante años de la particular 'corte' de empresarios que rodeaban al Rey Emérito en sus viajes internacionales con el objetivo de favorecer los intereses comerciales de España. Y, en uno de esos viajes, el santanderino protagonizó una curiosa anécdota. Fue en 2012, durante el Viaje de Estado a Brasil. Emilio Botín llegó al hotel donde se alojaba la delegación española unas horas antes que el monarca y decidió irse a caminar un rato. Cuál sería su sorpresa cuando al regresar, ataviado con una camiseta y unas bermudas (todo en el rojo corporativo del Santander), tuvo que saludar a su amigo de esa guisa.
Cuando Don Juan Carlos abdicó, Botín no dudó en declarar su "respeto y gratitud" al monarca y afirmar que su reinado había supuesto "el periodo de paz y prosperidad más largo de nuestra historia". El banquero siempre se mantuvo fiel al Rey, pero éste no siempre se lo agradeció como debería. De hecho, cuando Emilio Botín muere el 10 de septiembre de 2014, ni Don Juan Carlos ni Doña Sofía acudieron a dar el pésame a Paloma O'Shea y su familia. Sí lo hizo Felipe VI. Aún así, las relaciones entre los Borbón y los Botín no se han visto afectadas y cada vez que la Escuela Superior de Música Reina Sofía lo requiera, ahí volverán a hacer acto de presencia estas dos amigas.