El tiempo ha ido pasando, y la relación se ha ido dulcificando hasta el punto que incluso comparten tiempo y espacio más allá de esos actos familiares de los que nadie puede librarse. Sin ir más lejos, la Infanta Pilar fue un consuelo para la Reina Emérita en un día muy complicado para ella: la entrada en prisión de Iñaki Urdangarin.
Comida familiar para animar a la Reina Sofía
La Reina Sofía ha vivido con mucha ansiedad todo el proceso judicial que ha afectado de lleno a su hija mediana y a su yerno, sobre todo por el daño causado a sus nietos Urdangarin de Borbón. Ahora que el expresidente del Instituto Nóos ha entrado en la cárcel de Brieva para cumplir los 5 años y 10 meses de condena que le confirmó el Supremo, necesita todo el apoyo posible para superar este trago que le resulta doloroso, por mucho que fuera inevitable.
Así, horas después de la entrada en prisión del marido de la Infanta Cristina, la Reina Sofía dejó el Palacio de La Zarzuela en compañía de su hermana, Irene de Grecia, para compartir almuerzo nada más y nada menos que con su cuñada, la Infanta Pilar. La Duquesa de Badajoz abrió las puertas de su casa a la Reina Sofía y a Irene de Grecia, a la que ha tratado durante toda la vida debido a la cercanía de la princesa helena con la Familia Real.
Pasadas las 17:30 horas del lunes 18 de junio, la Reina Sofía abandonada la residencia de la Infanta Pilar acompañada de su inseparable hermana tras haber compartido un agradable almuerzo que evidencia que si hay voluntad, es posible que los cuñados y cuñadas se lleven bien. Podrían tomar nota la Reina Letizia y las hermanas del Rey, claro que sus circunstancias, más allá de tiranteces personales, son otras.